Lima, 17 abr (EFE).– El expresidente peruano Alan García (1985-1990 y 2006-2011) murió este miércoles al dispararse en la cabeza cuando iba a ser detenido por el caso de corrupción Odebrecht, tras más de dos años de ardua investigación por parte de los fiscales para determinar si recibió sobornos.
Desde que a finales de 2016 se revelaron los sobornos que la constructora brasileña pagó en una docena de países de Latinoamérica, García estaba en la mira de la Fiscalía, aunque inicialmente no había indicios que lo involucraran de manera directa.
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Sin embargo, los fiscales sabían que su segundo Gobierno (2006-2011) coincidía plenamente con el periodo entre 2005 y 2014 en el que la empresa reconoció haber pagado dádivas y sobornos en Perú.
Asimismo, estaban las evidencias de que su predecesor en el cargo Alejandro Toledo (2001-2006) había recibido 20 millones de dólares en sobornos de Odebrecht, por lo que los fiscales buscaron tirar de la madeja hasta llegar a García.
1.- EXVICEMINISTRO EN PRISIÓN.
Al destaparse el caso Odebrecht hace más de dos años, el mayor funcionario implicado del segundo mandato de García era el exviceministro de Comunicaciones Jorge Cuba, quien recibió 8 millones de dólares en cuentas de la Banca Privada de Andorra por la licitación de la Línea 1 del Metro de Lima.
Cuba, que fue detenido en enero de 2017 y desde entonces permanece en prisión preventiva, se ofreció a los fiscales como colaborador eficaz (delator premiado) para revelar a otros implicados a cambio de recibir beneficios en una eventual condena.
García siempre lo descalificó al considerar que era una “corrupto” y su único interés era salir de prisión.
2.- LA SIGLA “AG” EN LA AGENDA DE ODEBRECHT.
Otro elemento para la sospecha fue la sigla “AG” que figuraba en las agendas de Marcelo Odebrecht, el expresidente de la empresa brasileña, cuyos documentos ayudaron a identificar algunos de los receptores de los sobornos.
El propio Odebrecht aseguró a los fiscales peruanos a finales de 2017 que la sigla “AG” se refería a Alan García, algo que siempre negó el expresidente, quien afirmó que, en todo caso, esa anotación no estaba acompañada de nada que lo involucrara con los sobornos.
3.- LA CONFERENCIA EN BRASIL.
Ya concluido su mandato, García ofreció en 2012 una conferencia en Sao Paulo (Brasil) por la que cobró 100.000 dólares, una cuantiosa suma que siempre fue sospechosa para las autoridades peruanas.
En noviembre de 2018, la Fiscalía determinó que ese dinero salió de la cuenta oculta con la que Odebrecht pagaba sus sobornos, motivo que llevó a la Fiscalía a pedir y obtener el impedimento de salida del país del expresidente, quien intentó burlar la medida pidiendo asilo en la embajada de Uruguay, una solicitud que se frustrado por la negativa del Gobierno de ese país.
4.- SOBORNOS PARA SU SECRETARIO.
La pasada semana se conoció que la Fiscalía había detectado que el exsecretario presidencial de García Luis Nava había recibido más de 4 millones de dólares en sobornos en cuentas en paraísos fiscales, a los que se sumó más de un millón de dólares que se entregó al exvicepresidente de la estatal Petroperú Miguel Atala en la Banca Privada de Andorra.
Los fiscales sospecharon entonces que, si Atala era un probable testaferro de Nava, también era probable que este lo haya sido de García, debido a la cuantiosa suma de dinero que acumuló en sus cuentas para haber sido secretario de la Presidencia.
5.- LA DECLARACIÓN PENDIENTE DE BARATA, EL TESTIGO CLAVE.
La detención de García se iba a producir pocos días antes de que los fiscales peruanos a cargo del caso viajasen a Brasil para interrogar a Jorge Barata, el exdirector de Odebrecht en Perú que es considerado el testigo clave de este caso, al haberse encargado de negociar y entregar los sobornos a los políticos nacionales.
Barata se reunió más de veinte veces con García cuando era presidente e incluso viajaron juntos en varias ocasiones en el avión presidencial, por lo que se espera que revele informaciones claves en el marco del acuerdo de colaboración eficaz que recientemente firmaron la empresa y el Estado peruano. EFE