Miami.- Cuando el artista puertorriqueño Myke Towers concibió su nuevo disco “Lyke Myke” decidió que no dejaría que las demandas de la industria discográfica compitieran con su visión artística. “Por eso, todas las canciones están dedicadas a los chamaquitos que están en las calles soñando con una vida mejor”, explicó en una entrevista con Efe.“Los artistas urbanos somos los nuevos maleantes, quiero decir, somos los ´role models´(ejemplos a seguir) para los jóvenes y sentí la necesidad de regresar al rap de mis orígenes y mandarles un mensaje y recordarles de dónde salí y que vean que sí se puede”, indicó el cantautor de 27 años.
Con eso en mente, Towers llenó el álbum de mensajes explícitos e implícitos. Las letras están claras. El resto requiere saber un poco más de la vida del artista, como su pasión por el basquetbol y como pensó en su adolescencia que sería su boleto para salir de la pobreza.
“Lyke Myke” tiene 23 canciones, que fue el número de la camiseta de la leyenda de ese deporte Michael Jordan en el equipo de los Chicago Bulls. La imagen de la portada del disco fue tomada en el edificio donde creció en la ciudad puertorriqueña de Río Piedras.
“Yo nunca me metí en la delincuencia gracias a la música, pero sí crecí rodeado de violencia. Sé lo que es eso y sé las tentaciones, sé lo que se habla en la calle, sé de las muertes y las pérdidas. A mí me salvó la música de todo eso y más”, manifestó.
Su recuerdo se va al funeral de su abuela más querida cuando rozaba los 10 años. “Para no llorar no me quité los audífonos. Estuve oyendo reguetón todo el tiempo”, relató. El disco “Update” de Yandel lo acompañó en esos momentos duros de 2003, en especial la canción “Dembow”, que hizo en colaboración con Wisin. (No, no es un tema de Wisin y Yandel como dueto).
Esos años fueron duros para Michael Torres (su nombre de pila) y su familia, pero poco después su pasión por las rimas y el rap capturó el interés de la creciente industria de la música urbana en la isla. Desde 2016 ha sacado música profesionalmente y su primer disco “Easy Money Baby” fue aclamado por críticos y fans.
Allí estaba su gran éxito “La Playa”, que lo puso en los primeros lugares en todo el mundo de habla hispana, incluyendo España. Luego vinieron las colaboraciones, que comienzan por nombres como Cardi B. y Selena Gómez. Como si eso fuera poco, su nombre aparece en los remix de “La Jeepeta” y “La curiosidad”.
NADA COMERCIAL
Towers dice con orgullo que “Lyke Myke” es un disco que “no tiene nada comercial”. Aunque el sonido es muy lejano al reguepop que domina los estrenos de los últimos dos años, canciones como “Burberry” con Ñengo Flow, “Mírenme ahora” y “Cuando me ven” tienen tanto impacto que han generado notorias colecciones de memes en las redes sociales.
Sus letras son masculinas y poco sutiles. Tanto, que reconoce que “no es un disco balanceado”, de hecho “no quisiera que lo oyera mi mamá”. Las canciones coquetean al principio con los géneros musicales que más disfruta, la salsa, el bolero, el trap y hasta el disco, pero luego entra el trap y la base del dembow.
“Yo sabía que iba a crear impacto porque me esforcé en que fuera bien diferente”, subraya.
Sin dejar de ser auténtico, fue una decisión estratégica. “Mi próximo disco va a ser todo lo dulce y romántico que se puedan imaginar”, promete.
Myke Towers confesó que cuando estaba escribiendo su disco no lo vio como “una catarsis”, sino como “una conversación” con los jóvenes como lo fue él y con los fans que le apoyaron desde el principio.
Por ahora, los quiere atrapar con relatos de autos caros, referencias a otros famosos de la música urbana y la posibilidad de comprar ropa de marca y joyas, cosas que aparecen a menudo en las letras de “Lyke Myke”.
“Yo no pienso que las cosas materiales son lo más importante, pero a esa edad forman parte de lo que uno piensa que es el éxito. Nosotros les decimos nuestros trofeos”.
Hoy en día, Towers no descarta que el proyecto de este segundo disco haya sido un ejercicio para sacar “todo eso que no pude expresar cuando tenía esa edad”. Es algo que le complace pues la experiencia de ser padre -como suele suceder- le ha cambiado la vida.
Sueña para su hijo Shawn, de 1 año y 4 meses, un futuro libre de todo lo que ha complicado su vida, incluyendo “ideas de ser artista”.
“Aunque es mi pasión y yo me he disfrutado todo, es una profesión muy dura, llena de momentos feos, desilusiones y traiciones, pero bueno, ya reconoce mi música o sea que tiene oído. Si es lo que quisiera hacer, claro que lo apoyaría”, afirma. EFE