Bruselas, (EFE).- La Unión Europea (UE) entablará en los próximos meses una nueva negociación comercial con Estados Unidos en busca de un acuerdo para eliminar los aranceles en los productos industriales, con un alcance menos ambicioso que el ya “obsoleto” TTIP para asegurar la débil tregua en las tensiones transatlánticas.
Los Estados miembros validaron hoy, durante un Consejo de ministros en Luxemburgo, el mandato de negociaciones con EE.UU. propuesto por la Comisión Europea (CE) el pasado mes de enero, aunque Francia se opuso a la apertura de conversaciones y Bélgica se abstuvo en la votación.
No obstante, solo era necesaria una mayoría cualificada (16 países que representen al menos al 65 % de la población) para dar luz verde al mandato, por lo que la Comisión Europea podrá empezar próximamente unas conversaciones que, según la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, podrían concluirse rápidamente.
“Está en sus manos, nosotros estamos listos. Una vez empecemos, creo que podemos avanzar bastante rápido. Hay sensibilidades, pero podemos conseguirlo rápidamente”, señaló la comisaria sueca durante una rueda de prensa después de la adopción del mandato.
Bruselas, dijo Malmström, hará “todo lo que pueda” para concluir este acuerdo durante el mandato de la actual Comisión, que finaliza el próximo 31 de octubre.
La comisaria aseguró que la Comisión “no tiene miedo” a la potencial imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos y señaló que las nuevas negociaciones buscan implementar los compromisos que Bruselas y Washington acordaron el pasado mes de julio para contener las tensiones comerciales.
Además, recalcó que los productos agrícolas no entrarán en las negociaciones y tildó esta decisión de una “línea roja” para la Unión Europea, si bien Estados Unidos sigue insistiendo en que este sector sea un capítulo del futuro acuerdo comercial.
Por otro lado, Bruselas se compromete a examinar “durante este año” el impacto “económico, social y ambiental” que tendrá este pacto sobre la base de otros pactos internacionales suscritos por la UE, como el Acuerdo de París.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció en junio de 2017 que Estados Unidos se retiraría del Acuerdo de París sobre el cambio climático aprobado por 195 países en diciembre de 2015, y Francia, que votó hoy contra la apertura de negociaciones, se opone a aceptar acuerdos con potencias que no respeten este pacto.
Las directrices finales que guiarán la negociación de la Comisión recogen que la UE podrá suspender las negociaciones de forma unilateral si EE.UU. impone nuevos aranceles similares a los que estableció en 2018 por justificaciones de seguridad nacional y con los que Trump ha amenazado a la industria europea del automóvil.
En cualquier caso, el acuerdo no podrá sellarse mientras sigan activas las medidas proteccionistas estadounidenses al acero y aluminio europeos, según establecen los Estados miembros en su mandato de negociación.
De forma paralela a esta negociación y sin influenciarla, según espera Bruselas, transcurrirá la disputa entre EE.UU. y la UE desde 2004 por los subsidios a los gigantes de la industria aeronáutica Boeing y Airbus, que enfrenta a ambas potencias en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El Gobierno estadounidense planteó la pasada semana imponer hasta 11.000 millones de dólares en aranceles a una lista de productos europeos como represalia al coste que suponen para EEUU los subsidios de la UE a Airbus.
No obstante, esperará a que la OMC arbitre sobre dicha cifra en disputa antes de imponer sus aranceles, una decisión que previsiblemente se publicará este verano.
Por su parte, la UE prepara ya una lista de productos estadounidenses a los que imponer aranceles en respuesta a las ayudas estadounidenses a Boeing, un documento que se hará público este miércoles.
Su aplicación final dependerá del dictamen de la OMC sobre el nivel de perjuicio por el cual la UE puede tomar medidas, que se espera a finales de este año.
“No hay motivos para que una afecte a la otra”, señalaron hoy fuentes comunitarias, que dijeron que entienden los cálculos estadounidenses sobre el volumen de aranceles que podría imponer a la UE como “pasos procedimentales”.
Además, confían en que la disputa se resuelva de manera negociada con Washington sin que ninguna de las partes llegue a imponer gravámenes.
Junto al mandato para un acuerdo comercial, los países dieron también su apoyo a la negociación para un acuerdo de evaluación de la conformidad, un tratado que buscará facilitar a las empresas en ambos bloques el proceso de asegurar que sus productos cumplen con los requisitos técnicos para exportarse a la otra región. EFE