Poco a poco se diversifica el turismo en la República Dominicana. Cada vez dejamos atrás el concepto de las tres S, sexo, playa y arena (Sex, Sand, Sun, por sus siglas en inglés) e incorporamos nuevas y atractivas modalidades de turismo que, a su vez, impactan de manera positiva en las economías de los lugares donde se establecen estos negocios.
El caso más reciente de una combinación de inversión, naturaleza, cultura e historia se consigue en el municipio de Bonao, donde una serie de atractivos ecológicos han favorecido a la instalación de más de 100 habitaciones hoteleras y más de una decena de ranchos que explotan (de manera controlada y regulada) espacios medioambientales del municipio, que otrora fuera la cuna de la radio a gran escala en el país y el terruño de unos de los más populares artistas plásticos dominicanos, el maestro Cándido Bido.
En lugares como el distrito municipal Los Quemados y el paraje Josesito del ya mencionado municipio, cientos de personas viven del turismo. Sólo el Rancho Guacamayo emplea de manera directa a unas sesenta y cinco personas de la zona. Los ranchos ecuestres como el Don Soto, Bachue, Ludovino, La Carreta, entre otros, también generan decenas de empleos formales en esta región.
Ubicado a una hora del Distrito Nacional, a dos del Aeropuerto Las Américas y a hora y media del Aeropuerto del Cibao, este lugar detenta todas condiciones para servir como un destino de disfrute y de negocio en el país.
La cría y el mantenimiento de caballos es una de las actividades que más empleo producen en las zonas rurales, como explicó el propietario del Rancho Bachue, el empresario Manuel Matos. “Los caballos generan muchos empleos, debido a que se debe contar con la persona que los baña y los alimenta, un herrero para las herraduras, el que limpia las caballerizas, veterinarios y domadores, principalmente. Para toda esas funciones hay uno o dos empleados que se encargan de realizarlas”, explicó Matos, mientras mostraba parte de su rancho, el cual está orientado a recibir visitantes y realizar actividades en sus vastas instalaciones.
“Desde que inició el boom del turismo ecológico en la región, ya no es extraño ver gringos por aquí. Ahora no vienen a llevarse el oro (y los demás minerales que posee esa rica zona), sino a conocer nuestros campos, nuestros paisajes y consumir productos que nosotros cosechamos, realizamos u ofrecemos”, indicó Pedro Rodríguez, un morador cercano al área de los ranchos. Dice que desde que empezaron los proyectos turísticos, han ido reemplazando las actividades agrícolas por empleos en los establecimientos destinados al ecoturismo.
Aunque todavía subsiste con las labores agropecuarias, Pepe, como es conocido en la zona de Los Quemados, manifestó que ocho de sus familiares directos trabajan de manera formal en varias de estas empresas ecoturísticas. “Cambiaron las cosechas de arroz por los servicios a los ranchos o al hotel Guacamayo. Es lo mejor que ha pasado por aquí, ya que tienen seguro de salud y un dinerito fijo cada mes. No están a la merced de un sembradío o de los precios de un tubérculo para poder mantener a sus familias”, expresó Rodríguez.
Sin embargo, con la llegada de turistas también se benefician los agroproductores de la región del Cibao, debido a que la mayoría de los rubros que se utilizan en las concinas de esos negocios, provienen de los campos de la provincia Monseñor Nouel y lugares adyacentes.
Delvin Batista, gerente de mercadeo del Rancho Guacamayo, informó que parte de su responsabilidad está enfocada en mejorar las condiciones de vida de los moradores de esa región. “Aparte de los empleos que se generan en el Rancho Guacamayo, también empleamos personas en las fincas donde cosechamos la mayoría de los productos agrícolas y donde criamos los animales, como el jabalí silvestre, que consumen nuestros visitantes”, manifestó Batista.
Del mismo modo, José Alberto de Jesús, uno de los promotores de los proyectos que funcionan en esa zona del valle del Cibao, sostuvo que uno de los principales aportes que realizan los diferentes establecimientos dedicados a ofrecer servicios ecoturísticos, ya sea del hotel o los ranchos ecuestres, es su compromiso por la preservación de los ecosistemas abundan en esos parajes y que son aprovechados por visitantes y empresarios. “Aquí se producen constantemente jornadas de limpiezas en las cuencas de los ríos y de los distintos rincones que son usados para el disfrute de los vacacionistas. De hecho, hay personas que viven de esas tareas. También se realizan, de manera constante, trabajos de reforestación en algunos puntos específicos. Esto se efectúa, debido a que hay un compromiso con la preservación de los distintos recursos naturales que hacen único este lugar de la República Dominicana”, explicó el comunicador De Jesús.
Juan Ramón Rosario, propietario del Rancho Don Soto, es uno de los principales inversionistas de la zona. “Esta es una de las regiones con mejores condiciones para la expansión del turismo en el país. Ahora estamos comenzando, pero dentro de algunos años, ranchos como este (el Don Soto) serán referencia en el turismo de montaña en la toda la zona del Caribe”, señaló Rosario.
En el fin de semana del 12 al 14 de abril se realizarán varias actividades importantes en Los Quemados, informó Juan Ramón Rosario. “El viernes realizaremos el Popi Fest, un evento orientado para el disfrute de la población juvenil. El sábado se efectuarán actividades ecuestres y el domingo habrá un gran cierre. Con esto se promocionará de manera efectiva el lugar”, agregó.
Como insel
Turismo diferente
Paseos ecuestres una apuesta para el crecimiento
Paraje como el de la Trocha sirven para incentivar el turismo ecuestre, la práctica del senderismo y el mountain bike. Una hora de alquiler de un caballo cuesta aproximadamente 300 pesos y es una de las mayores apuestas que realizan los empresarios ecoturísticos para fomentar la visita a ese paraje mágico y maravilloso al mismo tiempo.