La entrevistada explica sus reparos sobre la figura del “delito del odio”
En marzo, el gobierno de Escocia legisló para expandir sus tipificaciones de “delitos de odio”, bajo el escrutinio y la oposición intensa de un contingente de organizaciones feministas que intentaron hacerle recapacitar, ante lo que consideraban propuestas contrarias a la libertad de expresión de las mujeres. Entre otras cosas, el proyecto de ley protegía a los hombres que utilizan ropa para mujeres (“cross-dressers”), pero no a las mujeres… sin importar como se vistan.
La organización analista de políticas públicas con perspectiva feminista escocesa MurrayBlackburnMackenzie (MBM), se manifestó en contra de esta tipificación y hoy publicamos en elCaribe una breve entrevista con la investigadora Lisa Mackenzie sobre esta temática.
Raquel Rosario Sánchez: Su organización, MurrayBlackburnMackenzie, se opuso a la inclusión en el proyecto de ley del concepto de “incitación al odio”. ¿Qué implica esta clasificación y por qué ustedes la interpretaron como una amenaza a los derechos de las mujeres?
Lisa Mackenzie: “Durante el proceso legislativo, nosotras y otras organizaciones feministas presentamos pruebas sustanciales de que el derecho de las mujeres a la libertad de expresión ya está siendo amenazado en el debate sobre los derechos basados en el sexo y la identidad de género. También expresamos a los parlamentarios lo controvertido que se ha vuelto el término “odio”. Sectores a favor alegaban que existía una distinción muy grande entre el odio y simplemente ofender, pero se rehusaron a reconocer el problema cuando señalamos numerosos ejemplos de mujeres que hoy en día han sufrido sanciones por opinar sobre hechos muy básicos de la biología y la base de su opresión. Fue, y sigue siendo nuestra posición, que el nuevo delito de “incitar al odio” sobre la base de la identidad de género se utilizará como un arma contra las mujeres”.
RRS: Pero algunos defensores argumentarían que sus objeciones solo representarían un problema para quienes deseen promover un discurso discriminatorio. ¿Qué le diría MBM a esos detractores?
LM: “Nuestro escrutinio del proyecto de ley estuvo motivado por el deseo de proteger los derechos de las mujeres a la libertad de expresión, su derecho a nombrar la fuente de su opresión (es decir, su sexo) y a defender sus derechos. El proceso legislativo mismo puso al descubierto la tensión en el corazón del debate sobre el sexo y la identidad de género: algunos grupos lobistas de personas con identidades transgénero consideraban que el simple hecho de afirmar que solo existen dos sexos, que este es inmutable o que las mujeres tenemos derecho a espacios, servicios y protecciones exclusivas para mujeres (como los recintos penitenciarios, los deportes y casas de acogida) de por sí representa un ataque fundamental a sus derechos”.
RRS: ¿Cuál es la posición de MBM sobre la tipificación legal de “crimen de odio”?
LM: “En términos generales, nosotras reconocemos que la legislación sobre delitos de odio desempeñará un papel muy limitado en la reducción de la violencia machista, pero nos preocupa que a medida que se amplían estas tipificaciones, la exclusión de las mujeres en sí misma se vuelva perjudicial”.
RRS: ¿Escocia tiene una alta tasa de sentencias por violación o violencia intrafamiliar?
LM: “La tasa de condenas por delitos sexuales sigue siendo baja en Escocia. Las organizaciones que abogan por mujeres y niñas que han sufrido violencia machista solicitan regularmente a las autoridades que aumenten el financiamiento para las casas de acogida y servicios de violencia doméstica, y que aborden el bajo estatus socioeconómico de las mujeres en la sociedad, pero casi nunca escuchan ni atienden sus reclamos. Lo que pasa es que es más fácil y barato legislar sobre un tema como los delitos motivados por prejuicios que erradicar las causas fundamentales de la violencia contra las mujeres”.
Proceso legislativo
Nosotras y otras organizaciones feministas presentamos pruebas sustanciales de que el derecho de las mujeres a la libertad de expresión ya está siendo amenazado en el debate sobre los derechos basados en el sexo y la identidad de género. También expresamos a los parlamentarios lo controvertido que se ha vuelto el término “odio”.