La economía rusa se contraerá entre un 8 % y un 10 % este año debido las sanciones occidentales impuestas a Rusia por su campaña militar en Ucrania, lo que supone la peor caída del PIB ruso desde 1994, cuando el PIB del país se contrajo un 12,7 %.
“El entorno externo de la economía rusa sigue siendo desafiante y limita significativamente la actividad económica”, señaló la entidad monetaria rusa tras una reunión ordinaria de la junta de directores, que publicó por primera vez desde el inicio del conflicto armado el 24 de febrero pasado unas previsiones macroeconómicas.
Según sus proyecciones, el PIB ruso se reducirá entre un 8 % y un 10 % en 2022. La disminución se verá impulsada principalmente por factores del lado de la oferta”, La institución dirigida por Elvira Nabiúlina, sostiene que en 2023 la economía rusa volverá a crecer “gradualmente en medio de una transformación estructural”.
Así, el BCR cree que en el cuarto trimestre de 2023 el PIB aumentará entre un 4 y un 5,5 % con respecto al mismo período de 2022.
No obstante, en el conjunto del año la economía rusa no crecerá o permanecerá en terreno negativo.
El regulador monetario fija el PIB ruso para el próximo año en una horquilla del -3,0 % y el 0 %, debido al efecto base del primer trimestre de 2022.
En 2024 el PIB aumentará entre un 2,5 % y un 3,5 % pronostica el BCR.
La junta de directores del Banco de Rusia ha bajado además en 300 puntos básicos el tipo de interés, hasta el 14 %, con el argumento de que los “riesgos de estabilidad financiera y de precios ya no aumentan”.
“Los datos semanales recientes indican una desaceleración en las tasas actuales de crecimiento de los precios debido a un fortalecimiento del rublo y un enfriamiento de la actividad del consumidor”, afirma el BCR.
Sus futuras decisiones dependerán de factores como la eficiencia de los procesos de sustitución de importaciones y la escala y velocidad a la que se recuperarán las importaciones de productos terminados, materias primas y componentes.
“La política monetaria del Banco de Rusia tendrá en cuenta la necesidad de una transformación estructural de la economía y garantizará el retorno de la inflación al objetivo en 2024”, señala, una meta del 4 % que de momento se queda lejos.
La entidad calcula que la inflación anual se situará entre un 18 % y un 23 % este año, antes de bajar al 5 % ó 7 % el próximo ejercicio y volver al objetivo del 4 % el siguiente.