Ginebra, 28 may (EFE).- El conflicto entre el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro y el medio centenar de países que no lo reconocen como legítimo se reflejó hoy de nuevo en la Conferencia de Desarme de Ginebra, en la que EE. UU. y varios Estados latinoamericanos boicotearon la primera reunión presidida por Venezuela.
Los embajadores de diversos países del Grupo de Lima (con la excepción de México) decidieron no asistir, mientras que el representante estadounidense, Robert Woods, optó por abandonar la sesión inaugural cuando el embajador venezolano, Jorge Valero, comenzó su discurso de apertura de sesión.
Mientras el diplomático venezolano prometía escuchar a todas las partes enfrentadas e iniciar un diálogo “inclusivo” durante su presidencia, que se prolongará hasta el 23 de junio, los sillones de países como Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Paraguay, Panamá o Perú permanecían vacíos.
“No vamos a sentarnos allí y escuchar diatribas contra los valores democráticos de Estados Unidos”, declaró Woods a los periodistas tras salir de la Sala del Consejo, habitual escenario de la Conferencia de Desarme en el Palacio de las Naciones ginebrino.
“Esta presidencia puede hacer lo que quiera pero no tiene ninguna legitimidad, porque su Gobierno tampoco la tiene”, añadió el diplomático de Estados Unidos, país que, debido al orden alfabético en inglés con el que se organizan las presidencias, justamente antecedió a Venezuela al frente del foro.
Woods señaló que la presidencia de Venezuela en la conferencia, un órgano creado en 1979 para negociar programas multilaterales de desarme, “mina los valores bajo los cuales este órgano fue establecido” al dar voz a “un régimen que sigue negando a su pueblo el derecho a subsistir, que es corrupto y tiránico”.
“Estados Unidos no puede tolerar que un régimen así presida un órgano al que damos tanta importancia”, destacó Woods.