El tiempo se hace insuficiente para apreciar cada una de las incontables piezas particulares; es como un viaje

El señor José Ramón tiene varios años dedicado a la venta de cosas encontradas, antiguas y de colección, en una pequeña casa ubicada en la calle Las Mercedes, en la Zona Colonial del Distrito Nacional.

“Welcome, Cosas Encontradas, Antiques”, dice un letrero en las afueras de ese establecimiento que invita a la gente a ingresar y husmear entre las miles de piezas únicas y con una aparente historia detrás.

A simple vista parecería un museo de antigüedades. Sin embargo, al echar un ojo un poco más de cerca se puede apreciar los objetos particulares y únicos que en un momento fueron encontrados y hasta comprados por José Ramón, para posteriormente venderlo a un coleccionista o al que lo requiera.

El tiempo se torna insuficiente para poder apreciar de forma meticulosa cada uno de los artículos singulares, que no se podrían definir o englobar en una misma clasificación.

Su mismo propietario dijo a elCaribe que ya perdió la cuenta del número de artículos que tiene en venta que van desde cuadros, radios, televisores, cámaras fotográficas, teléfonos, figuras religiosas y paganas, así como fotografías con personas desconocidas.

También, botellas de vino, sombreros, ropa y calzado de época, instrumentos musicales de antaño, entre otros objetos.
Al conversar con José Ramón sobre el año de esas cosas encontradas expresó que muchas datan a más de las cinco décadas, es decir, de más de 50 años de antigüedad.

Uno de los artículos que más llama la atención de los visitante es una cruz de madera con un Cristo crucificado en cerámica, pero con la peculiaridad que cuyos brazos están elaborados con metal.

El precio de las cosas encontradas

El señor explicó el precio de esos artículos encontradas varía y depende al mismo tiempo de su originalidad.

Además, refirió que muchas de esas cosas tienen para él un valor sentimental, al tiempo que dijo que su selección por sí misma lo hace especial.

No lo vendería ni lo convertiría en un museo

Dijo que son muy bajas las posibilidades de vender ese espacio o de convertirlo en un museo debido al valor que representa para él, al tiempo que dijo que de optar por una de esas dos opciones se perdería la esencia de su negocio.

José Ramón dijo que disfruta ver a las personas interesarse por las cosas encontradas y que se tomen su tiempo escudriñando entre cada una de ellas para luego elegir la que más le llame la atención.

“Hay gente que me ha ofrecido dinero, pero no entienden el valor que tiene para mí cada una de estas piezas”, expresó José Ramón.

Sus inicios

El señor expresó que inició hace más de 10 años en la venta de estos artículos particulares, pero que previo a esto se dedicaba a la imprenta en la misma Zona Colonial, trabajo que hizo junto a su padre.

Comentó que una vez que cerraron ese negocio se dedicó a la colección y venta de objetos que adquieren valor con el tiempo por su desudo y desaparición.

Tal fue el caso de las antiguas maquinarias para realizar impresiones a gran y pequeña escala.

Agregó que algunas personas se acercan a su negocio para ofertarles objetos que entienden tiene algún valor, por lo que él le da una evaluación breve para descartarlo o comprarlo.

“Son pocas las personas que valorarían esto que hago y reconocen el valor de las cosas”, subrayó.

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