José Luis Núñez: “Mi pasión es la zapatería”

A simple vista “Reparadora de Calzados Luiyi Calza” parece un negocio dedicado solo a la reparación de zapatos, pero ya dentro del local se descubre que ahí puede hallar un calzado elaborado, al igual que otros productos, como fajas para levantar pesas, sandalias, correas y carteras.

Casi 50 años de su vida dedicado al mundo del calzado; fabrica una línea de zapatos en piel y otros productos

A simple vista “Reparadora de Calzados Luiyi Calza” parece un negocio dedicado solo a la reparación de zapatos, pero ya dentro del local se descubre que ahí puede hallar un calzado elaborado, al igual que otros productos, como fajas para levantar pesas, sandalias, correas y carteras. José Luis Núñez Fajardo es el propietario del negocio, que está ubicado en el sector El Caliche, Manoguayabo, en el municipio Santo Domingo Oeste, y de los 58 años que tiene, ha dedicado más de 40 a ese oficio.

José Luis cuenta que su pasión es la zapatería, negocio en el que se inició como a los 10 años como aprendiz en una reparadora de calzados del mismo sector. Narra que su interés por “el mundo del zapato” fue aumentando a medida que aprendía algo nuevo. De la zapatería dice que lo conoce todo (desde una simple reparación hasta la elaboración completa de un zapato) y que todo lo aprendió sin estudiar, solo mirando a otros zapateros y experimentando con las pocas herramientas que tenía. La zapatería ha sido su único trabajo, pero antes de tener su propio negocio trabajó en Calzados Cuervo (empresa dedicada a la fabricación de zapatos infantiles), lo que le permitió adquirir más conocimiento del sector y le dio el empuje para poner su propio negocio con el dinero que logró ahorrar. Cuenta que sus inicios fueron difíciles, no solo en la parte económica, sino por la presión que le tenía en ese entonces su madre para que estudiara una carrera universitaria, algo que nunca contempló pues tenía muy claro lo que le gustaba hacer.

“Ella quería que yo me fuera para la universidad pero a mí me gustaba esto y yo la maree todo el tiempo, y le decía que entraba en enero, que en enero y así trabajando después logré pegar mi línea de zapatos. En el negocio gente particulares me compraban y vendían para delante, yo me fui desarrollando más y logré hacer mi local, que es este, era soltero para ese tiempo, después conocí a mi esposa y sobre la marcha hicimos arriba la casa y así sucesivamente”, relata con una sonrisa en su rostro mientras. Del negocio hizo su casa, en el segundo nivel del establecimiento, crió a sus tres hijos, uno de los cuales ya está en la universidad.

Su primer negocio lo puso en una habitación de la casa materna en el mismo sector, donde siempre ha vivido. Ya su padre había muerto. Corrían los años 84 y 85.

“Yo me desenvolvía bien en Cuervo (Calzados Cuervo), trabajé unos cuantos años y en el año 83 me fui de Cuervo, compré un motorcito de pulir, ese dinero era para una passola y lo que hice fue que compré un motorcito de pulir y me lancé a hacer sandalias de hombre y reparaciones y en eso fui aprendiendo completo, yo me desenvuelvo completo en el área”, dice con rostro de satisfacción.

En la “Reparadora de Calzados Luiyi Calza” se hace todo tipo de trabajos de zapatería, desde reparaciones hasta la elaboración de zapatos de cualquier diseño. Fabrican carteras de hombres, correas, fajas para levantar pesas, sandalias y otros accesorios.
“El fuerte mío es el zapato de hombre, la línea de calzado de hombres, y reparo como tengo la maquinaria, pero el fuerte mío es el calzado de hombre a la medida y al por mayor”, expresa. Su negocio realiza entre 24 y 30 pares de zapatos a la semana y al menos 40 reparaciones.

“Le vendo a gente particulares que compran, le vendo a una empresa fijo, a Cinturones Dajer, le vendo exclusivo el zapato de vestir, las sandalias de hombres y correas yo las hago ocasionalmente, pero no como fábrica, fabricamos zapaticos escolares, fajas de fisiculturistas que levantan pesas, la gente viene y le pide a uno cosas y se las hacemos”, indica.

José Luis defiende la calidad del producto que elabora y afirma que solo trabaja con material de piel para su línea de zapatos.
“Mis zapatos mantienen buena calidad y son económicos, porque la gente a veces quiere comprar marcas y compra zapatos más caros que el mío y no le dan ni por el tobillo”, aduce y aclara que a veces, por pedidos particulares, elabora algunos productos en material sintético.

Sobre los precios, señala que éstos van a depender del tipo de calzado, al igual de si el pedido es al por mayor o al detalle. Por ejemplo, unos escolares en piel los vende a RD$1,200.

“Un zapato de hombre pueden costar entre 2,000 y 3,000 pesos, y hasta 1,500, porque hay veces que la gente trae el modelo, si uno tiene que sacarle el patrón, se lo sumo, si piden suela se eleva más, pero ya de suela hay que hablar como de 3,000 mil pesos”, detalla.

En el negocio se hacen diferentes tipos de calzados y carteras.

José Luis no realiza todo el trabajo solo, pues cuenta con un ayudante que acude un par de veces a la semana al negocio y tiene contratado los servicios de una persona que le da la terminación a las piezas que fabrica, debido a la cantidad que tiene que entregar a la compañía que le compra de manera fija, ya que siempre ha tenido como compromiso “no quedarle mal a nadie”. Afirma que ese es uno de los elementos que garantiza el éxito de un negocio, mucho más si es pequeño como el suyo.

La “Cabra Loca”

“Luiyi Calza”, como se le conoce al negocio, cuenta con varias maquinarias, pero hay tres de ellas que son especiales, no solo por la labor que realizan y su costo, el cual es bien elevado en el mercado, sino también por la forma en que llegaron a las manos de José Luis. Relata que fueron adquiridas por un hermano suyo “en un taller en decadencia en Nueva York hace unos años”, con la intención de vendérselas posteriormente a él. “Esta es imprescindible, le llaman “Dentro y Fuera” y es una máquina de coser Landin, esta cose el zapato por debajo. A esta le llaman “Punteadora”, y cose el zapato por fuera, la otra es el Troquer, que es la que corta con molde. Tengo una rebajadora de piel y esta es una máquina de preparación. También está el motor de pulir, y está la máquina que le llaman la “Cabra Loca” en la zapatería, porque entra en toda parte del zapato porque tiene el cañón fino”, indica mientras muestra cada una de las herramientas con que cuenta en su taller, el cual tiene además una planta eléctrica, “por si falla la luz”.

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