Con el informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde determina que las causas que provocaron la suspensión de las elecciones municipales del pasado 16 de febrero, fueron por errores cometidos por parte de los técnicos de la dirección de Informática de la Junta Central Electoral (JCE) y no por ataques externos al software como se le había vinculado al técnico de Claro, Manuel Antonio Regalado, así como el oficial Ramón Antonio Guzman Peralta, perteneciente a la seguridad del candidato presidencial por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader.
Con este informe, queda claro que tanto el técnico como el miembro de la seguridad del candidato opositor presidencial, no tuvieron ninguna participación en un presunto sabotaje del proceso, como en principio se especuló.
La detención se produjo, luego de que se filtrara una conversación en los teléfonos móviles, tanto del oficial como del técnico, donde supuestamente los vinculaba con el supuesto “sabotaje”, abriéndose una investigación por parte la Policía Nacional y el Ministerio Público “por tenerse indicios de estos tienian conocimientos sobre un supuesto boicot del que fue objeto el sistema de voto automatizado que utilizaría la Junta Central Electoral” en esas las elecciones.
Para Manuel Antonio Regalado Martínez, el técnico de la telefónica Claro, desde que se le vinculó al supuesto “sabotaje” vivió un drama que marcará su vida para siempre.
Se recuerda que a través de un entrevista exclusiva, que le concedió Regalado Martínez a la periodista Alicia Ortega, narró todo lo vivido al ser vinculado a las causas que provocaron, supuestamente en aquel entonces, la suspensión de las elecciones municipales el 16 de febrero.
“A mi me allanaron a 11:30 de la noche del domingo (16 de febrero). Yo llegué a la oficina de un alto miembro de la Policía del Palacio Nacional, íntegro (haciendo referencia a su condición de salud), y el día de ayer (martes 18 de febrero) luego de estar trancado en una habitación sin ver a mi familia, sin llamar, sin saber de nadie, solamente salía a ser interrogado de una manera hostil, me permitieron ver a mi familia y el resultado de todos esos interrogatorios es visible en la condición física que tengo hasta el momento”, reveló Regalado Martínez.
Aseguró que durante el primer interrogatorio al que fue sometido fue golpeado y que durante ese momento se sentía indefenso y “no tenía nada qué hacer, más que pedir a Dios y tratar de que ese momento pasara lo más rápido posible.
“Llegué al Palacio de la Policía a la 1:00 de la madrugada del lunes (17 de febrero) y que después de 10 horas de un interrogatorio (un interrogatorio no, algo que no sé describir) entre más de ocho personas, yo colapsé y al despertar estaba una persona diciéndome “no te hagas”, mientras sus manos golpeaban mi rostro”.
Afirmó que un fiscal, cuyo nombre no reveló, le decía que era un loco y un estúpido, que de él iban a hacer lo que ellos quisieran y que con él iban a estrenar la Ley Electoral, logrando una medida de coerción en su contra de un año y medio. “Yo le dije a ese fiscal avasallante que él podía lograr conmigo una medida de coerción, pero nunca una condena porque no iba a encontrar elementos de cómo hacer de que una persona inocente se viera como culpable”.
Sobre lo que pasó el sábado previo a las elecciones municipales, dijo que prefería hablar sobre eso luego de que concluya el proceso. “Ese tema particular de lo que sucedió el sábado sería mejor ventilarlo después del proceso que estamos llevando para aclarar algunos puntos que todavía por ética y para cuidar y salvaguardar mi integridad no sería bueno hacerlo”.
En aquel momento, Manuel Antonio Regalado Martínez, tenía por su vida ya que aseguró que recibió amenazas. “El problema es que a mi no me trajeron aquí para que explicar. A mi me trajeron como si yo fuera una persona que estuviera conspirando para que hubiera un daño en el proceso. Si la idea de las autoridades que estaban investigando era tratar de dar el matiz de identificar a ciencias ciertas lo que estaba pasando, no fue la manera ni la forma de ejecutar el proceso, sino todo lo contrario, tratar de buscar un culpable en mi de lo que estaba sucediendo, de lo que se empezó a divisar, de lo que se descubrió en el proceso”, afirmó.
Regalado Martínez, a través de esa entrevista, también habló de su relación con el coronel Ramón Antonio Guzman Peralta, perteneciente a la seguridad del aspirante a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, oficial al que se le vinculó y que también fue investigado.
“Quiero resaltar que el coronel Peralta, para mi, particularmente, es un héroe, una persona con cojones, discúlpame el término, con valor y con una integridad intachable de cara al proceso. Aquí no hay un seguir político, yo soy apolítico, no me gusta la política, me han llamado muchísimos candidatos políticos para contar con su apoyo y bajo ninguna circunstancia accedí a eso porque no quiero que se vea como un acto político, porque no lo es”.
“Acudí a él en el entendido de que somos amigos, porque hemos trabajado en varias investigaciones, conozco que es una persona íntegra y de que el destino que le iba a dar a la información que, también de una manera u otra él manejaba, iba a ser el idóneo. Dándolo en cuenta de que el resultado que se ve hoy, la Policía o los estamentos de investigaciones no buscaban una claridad del proceso sino un culpable del mismo”.
Regalado Martínez dijo que se sintió atropellado de las altas entidades policiales, de los niveles altos de investigaciones de la Policía, en el trato, en la forma. “Más que una investigación era una cacería de brujas porque no se estaba buscando esclarecer la situación sino un culpable”.
Ese mismo día, miércoles 19 de febrero, en hora de la mañana el técnico de Claro, había sido ingresado en el Centro Médico Moderno, siendo diagnósticado, según el centro de salud, con un esguince de tobillo y traumatismo en su hombro derecho.
Según el informe de la OEA no hubo ningún sabotaje en los frustrados comicios del pasado 16 de febrero, sino más bien, determinó que lo que sucedió con la implementación del sistema automatizado fue producto de una mala gestión del área de informática de la JCE.
Asimismo, la OEA indica que el mal diseño del software, sumado a no haber contado con herramientas para detectar o prevenir la falla y no haber podido mitigarla a tiempo, reflejan también la ausencia de protocolos y la falta de aplicación de buenas prácticas. “El equipo auditor no encontró evidencia de ataques externos, sabotaje o intento de fraude. Dadas las circunstancias la mañana de la elección, era imposible continuar con la jornada por lo que la suspensión decidida por parte del pleno de la JCE fue correcta”, precisa el informe.