Aunque el COVID-19 ha generado la necesidad de adecuar las aulas de los centros educativos para garantizar el distanciamiento físico y con ello, la seguridad de los estudiantes, una especialista en arquitectura y bienestar afirmó que mucho antes de la pandemia los colegios ya eran focos infecciosos y algunos de ellos padecían el llamado “Síndrome del edificio enfermo”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido el “Sick Building Sindrome” como el conjunto de molestias y enfermedades originadas o estimuladas por la mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las cargas iónicas y electromagnéticas, entre otros agentes identificados que produce, en al menos un 20% de los ocupantes, un conjunto de síntomas inespecíficos, sin que sus causas estén perfectamente definidas.
En ese sentido, la arquitecta Yermys Peña, aseguró que un alto porcentaje de colegios ha ido ampliando sus instalaciones por necesidad de espacio, sin tomar en cuenta una serie de factores que garanticen el bienestar y la salud de sus ocupantes, como son la ventilación, la iluminación natural o artificial adecuada y la acústica, entendida como el ruido que produce el colegio al entorno y viceversa.
La especialista sostuvo que aunque muchos colegios se han enfocado en obtener certificaciones a nivel internacional han dejado de lado la atención a sus plantas físicas y esto no incluye su parte estética, sino la calidad de los espacios internos de los planteles.
Peña, considera que este es el momento ideal para evaluar esta problemática ya que “nuestros hijos pasan mucho tiempo en los colegios y necesitan espacios sanos, necesitan poder aumentar su creatividad y mejorar sus hábitos de estudio en ambientes adecuados”.
Destaca que los niños y los jóvenes necesitan de espacios de formación agradables, que incluyan asientos que garanticen la ergonometría y la comodidad necesaria para poder prestar atención adecuada a las clases.