Los cambios que ha sufrido el clima desde el año 1979 a la fecha han provocado pérdidas a la agricultura dominicana por encima de los U$1,000 millones. A eso hay que sumar los provocados a las infraestructuras locales.
Las estadísticas las ofreció ayer el ministro de Agricultura, Osmar Benítez, en una actividad en la que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó tres estudios. Una de esas investigaciones se refiere a políticas públicas agropecuarias, donde se recoge cuál ha sido el programa de inversión presupuestaria que ha habido en los gobiernos de los últimos años y cómo esos programas contribuyen con el cambio de vida de la gente, incluidos los agricultores. En ese punto se hace referencia a aspectos que deben mejorarse. El segundo estudio se refiere al impacto del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, República Dominicana y Centroamérica (DR-Cafta) en la Agricultura Dominicana, y el tercero aborda el cambio climático y las Políticas de Desarrollo.
Abordado por los periodistas, a la salida del acto formal de presentación de los estudios en el Hotel Jaragua, de la capital, Benítez reiteró la intención del Gobierno dominicano de salvaguardar la producción nacional, en el marco de los compromisos, y sin dejar de reconocer esos compromisos.
“Buscamos iniciar un diálogo con las autoridades de Estados Unidos, en el marco de lo que establecen los acuerdos DR-Cafta y los acuerdos de la OMC para atender algunas cuestiones de importancia capital, para la agricultura del país, fundamentalmente aquellos productos sensibles como el arroz, la leche, los frijoles. Como la gente hablando se entiende, queremos hablar con los americanos y con los socios centroamericanos”, apuntó el ministro.
Mientras, el representante local del BID, Miguel Coronado, sostuvo que lo importante es que los países miembros del DR-Cafta sean cada vez más competitivos. Y preguntado sobre la importancia de que el acuerdo se revise, como ha planteado el ministro Osmar Benítez, sostuvo que sería interesante llevar a los productores de los distintos rubros a que cada vez san más competitivos. “En ese proceso tiene que haber diferentes sectores que participen, diferentes productores. En principio lo que se busca es que haya un proceso de transición, que pueda llevar a ciertos productores a que se gradúen y que cada vez sean más y más competitivos”, indicó.
La desgravación
El BID sostiene en una de sus investigaciones que el DR-Cafta, que entró en vigencia en el 2006, estipula un proceso de desgravación para los productos agrícolas, con desgravación diferenciada para los productos denominados “sensibles”, muchos de los cuales se desgravarán por completo entre 2021 y 2024.
En los años posteriores a la ratificación del tratado, los países miembros del DR-Cafta han presentado una mejora general en sus indicadores de producción agrícola, según el BID. “No obstante, la composición de las exportaciones de los países estudiados no ha cambiado de forma sustancial. Las estimaciones realizadas muestran que el proceso de desgravación tendría un impacto positivo en el excedente del consumidor y en el
bienestar social, al reducir o eliminar las pérdidas de eficiencia social provocadas por la protección”, dice el BID.
Agrega que los productores necesitarán incrementar su productividad para que no se vean afectados por la desgravación arancelaria del DR-Cafta.
“Si no se toman medidas especiales, el DR-Cafta puede provocar una pérdida de excedente del productor a nivel regional de alrededor US$1,000 millones una vez que los procesos de desgravación hayan terminado. En paralelo al proceso de desgravación, los países miembros del DR-Cafta han reformado las políticas de apoyo para sus productores agropecuarios, con diferencias importantes en la distribución de los apoyos entre países”, dice el organismo.
En el estudio sobre políticas públicas, el BID recomienda reducir las políticas que impactan en el precio de los productos o que generan transferencias directas a productores, invertir en servicios generales, como inocuidad de alimentos; control fitosanitario y animal, laboratorios, sistemas de información de mercado; establecer un sistema de monitoreo de los efectos del tratado en los precios y la producción de esos productos y fortalecer la recolección de datos de precios de productos agrícolas y costos de acceso al mercado. También aconsejan invertir en capacidad institucional para el manejo de estadísticas y el análisis de políticas.
¿Cuándo hará el país el pedido para la revisión?
Cuando a Osmar Benítez se le preguntó ayer sobre la fecha en la que se hará la solicitud formal a Estados Unidos para la revisión de diversos puntos dentro del DR-Cafta, su respuesta fue: “Haremos de manera formal y por escrito el pedido, porque eso no se hace de manera verbal. Lo haremos en los próximos días”.
De otro lado, Benítez informó que el Gobierno invirtió más de 116 mil millones de pesos en los últimos cinco años a través de varias instituciones para impulso de la agropecuaria.
BID hace la sumatoria de crecimiento exportador
Benítez calculó que el sector agropecuario registró una tasa de crecimiento promedio de 4.5% anual desde 2008 hasta 2017 gracias a la inversión.
Mientras, Miguel Coronado resaltó el crecimiento económico dominicano y dijo que las exportaciones de origen agropecuario representan el 25 por ciento de las exportaciones del país, generando un 13 por ciento de los empleos y el 80 por ciento de los alimentos de demanda en República Dominicana, por lo que la entidad seguirá brindando el apoyo que necesiten.