Alejandro Fernández pudo más que la lluvia que amenazaba con echarle a perder la fiesta. De hecho cayó su poquita de agua, que no llegó a declararse aguacero. Desde ahora el kit personal del periodista debe incluir una capa de agua. Así mismo. Que el clima ha cambiado y es perceptible.
El Potrillo regresó a República Dominicana con Hecho en México, una antológica mirada a lo mejor de un repertorio que busca ampliar no solo con nombres como el de Joan Sebastian y Miguel Gallardo, sino con nombres de juveniles como Cristian Nodal o Eden Nuñez.
La misa en scene recordó en las vallas de gallos en su semicircularidad y las pantallas establecidas verticalmente mostraban no solo los límites de hasta donde vivía esa valla, sino que las luces emanaban de esa especie de nube metálica, dispuesta centralmente como un torbellino que es de donde deben bajar los queridos muertos, centro de esa relación tan especial de los mexicanos con la muerte y que se vio episódicamente hacia el final con las coloridas calaveras proyectadas en las pantallas led.
El hijo cantante de Vicente Fernández es un galán de voz mediana, con una excelente dominio del diafragma y con pulmones poderosos, gracias a lo cual puede hacer esas notas sostenidas en una demostración de virtuosismo, como lo han hecho tantos como él, en décadas pasadas.
El concierto, con banda propia, mariachi, banda regional mexicana, fue -desde el público- un homenaje a su padre Vicente Fernández. Y desde el cantante hacia el público un motivo de entrega, lo que fue evidente desde el Oppening y Tantita pena, hasta Se me va la voz, pasando por Es la mujer, Estos celos, tras el cual dio la bienvenida.
Igual interpretó Estuve, Hoy tengo ganas de ti, Amor tumbado, Unas nalgadas, Mas no puedo, Mátalas, No lo beses. Y quiso cantar dos en una Si pudieras y Olvidar, para continuar con Por tu adiós, Eso y más, Loco, Sí he sabido, para seguir con Duele, Sé que te duele, Te voy a perder, Te olvidé, Decepciones, Que seas muy feliz. También Mentí, Me dediqué a perderte, Donde vas tan sola y Estrella, que fue el falso final.
Regresó con un Canta corazón que puso a todos de pie y cantando. Caballero, Nube viajera y Se me va la voz dijo adiós, sin lluvia, pero sin llanto. Eso sí las presencias de su padre estuvieron entre las más palpables en las melodías y en su voz cuando hizo el duo virtual con Mentí.