Cataclismo en el mercado petrolero en Estados Unidos. El sector nunca había vivido una jornada igual. Los tanques de reserva se han quedado sin espacio para almacenar más crudo tras la caída de la demanda por la pandemia. E incluso se han llegado a utilizar barcos. El precio de barril de referencia al otro lado del Atlántico, el West Texas Intermediate (WTI), cayó a terreno negativo por primera vez en su historia tras llegar a desplomarse un 305%. Los inversores llegaron a cobrar 37,63 dólares por comprar un barril en EE UU. La decisión del mercado de Chicago, principal plaza de negociación de futuros de WTI, de autorizar las ventas en negativo desató el pánico.
El mercado del petróleo está cumpliendo las funestas profecías de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que la semana pasada advirtió de que este sería el peor año de la historia para el sector petrolero. El estallido de la crisis de salud pública por la pandemia de la covid-19 ha recluido a medio planeta en sus hogares. Así que no hay demanda suficiente: el consumo se desploma y los tanques de reserva se han quedado sin espacio para almacenar más crudo. Los productores no tienen a quién colocar la materia prima y los precios del petróleo se hunden.
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Sin coches en las carreteras ni aviones en los cielos, las economías afectadas por la pandemia ya no necesitan consumir tanto crudo. Por eso, este lunes el mercado petrolífero sufrió un batacazo sin precedentes. La tensión en los mercados, el mayor terremoto desde que se desató la crisis del coronavirus, llevó al crudo a territorio negativo por primera vez en su historia.
El barril de petróleo Brent del mar del Norte, de referencia en Europa, también sufrió tras dejarse un 8% hasta intercambiarse por 25,8 dólares. El batacazo en Estados Unidos es más salvaje porque allí la potente industria del fracking ha contribuido a convertir al país en el primer productor de crudo del mundo. Por eso, ahora su mercado se ha desbordado.
Los precios del petróleo de Texas (WTI), que ya estaban por los suelos, arrancaron la jornada restando valor hora a hora y aproximándose peligrosamente a terreno negativo. Hasta que a media tarde (hora española) el mercado de Chicago, la principal plaza donde se negocian los futuros del petróleo en EE UU, autorizó a que el WTI cotizara en negativo. Entonces se desató la locura. El barril de West Texas llegó a dejarse un 305% de su valor. Es decir, al empezar la sesión los inversores pagaban alrededor de 17 dólares por barril de petróleo y a última hora de la noche recibían 37 dólares. Algo impensable hace meses.
“Las refinerías están rechazando barriles a un ritmo histórico y con los niveles de almacenamiento de los EE UU llegando a su límite, las fuerzas del mercado infligirán más dolor hasta que toquen fondo o se despeje la crisis de la covid-19. Lo que ocurra primero, aunque parece ser que lo primero tiene más posibilidades”, indicó a Bloombeg Michael Tran, director gerente de estrategia energética global de RBC Capital Markets.
Y, en ese contexto, cualquier recorte de la producción se antoja insuficiente. La reducción, a partir de mayo, de casi 10 millones de barriles diarios pactada hace unos días por los principales países productores no consigue frenar la sangría de precios, y empieza a amenazar la viabilidad de la industria extractiva en muchos países. “Si el consumo de energía ha bajado un 30% y la OPEP reduce el suministro en un 10%, todavía hay una gran brecha”, resume a Reuters Elwin de Groot, jefe de estrategia macro de Rabobank. Pero recortar aún más la producción parece difícil, a la vista de las desavenencias entre Rusia y Arabia Saudí, que ya estuvieron a punto de conducir al fracaso a la última cumbre.
Los contratos de futuro también se desplomaron con vistas a que las reservas ya almacenadas sobrepasen la demanda y que el frenazo económico continúe limitando el consumo. El contrato de junio para los futuros del WTI llegó a caer por encima de un 10%, y se sitúa en torno a los 22 dólares por barril. En Europa, la cotización del Brent aguanta mucho mejor, y este lunes perdió un 8%. Sin embargo, apenas se paga a 26 dólares, menos de la mitad de su valor al inicio de la crisis.
Con los precios actuales, el umbral de rentabilidad se ve amenazado en muchos países y las empresas ya están comenzando a sufrir. Diego Morín, analista de IG, considera que el endeudamiento del sector podría llevar a la bancarrota a algunas petroleras norteamericanas dedicadas al fracking. “Tener un barril por debajo de la barrera de los 50 dólares es perjudicial para la industria de esquisto”, asegura. A la vista de la tendencia, el mercado va a tardar mucho tiempo en volver a pagar esa cantidad.
Aunque el bajo precio del petróleo beneficia a España, un país muy dependiente energéticamente, el Ibex no pudo escapar este lunes de la tendencia negativa que procedía de Wall Street —Nueva York abrió con pérdidas— y cerró con una caída del 0,64%. El selectivo español aguantó los 6.800 puntos, pero no acaba de consolidar su recuperación y cada día se aleja más de los ansiados 7.000. De nuevo, los valores turísticos encabezaron las pérdidas, ante unas perspectivas económicas cada vez más negativas. En cambio, los principales parqués europeos continuaron con la remontada iniciada hace un par de semanas, gracias al impulso de los datos positivos sobre la evolución de la pandemia.