Londres.- El Parlamento británico dejó listos este martes los preparativos para dar luz verde mañana, previsiblemente con una amplia mayoría, al acuerdo que regulará el comercio y otros aspectos de la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea a partir del 1 de enero.
Tras nueve meses de arduas negociaciones, las dos cámaras legislativas británicas tramitarán mañana por un procedimiento de urgencia la ley que transpondrá a la legislación del Reino Unido los compromisos adquiridos con Bruselas, un documento de 85 páginas publicado hoy.
En paralelo a ese proceso legislativo, el primer ministro, Boris Johnson, ratificará oficialmente con su firma los 1.246 folios del pacto al que se llegó el pasado día 24.
Tanto la dirección del Partido Laborista, el primero de la oposición, como la influyente ala euroescéptica del Partido Conservador han expresado su apoyo al texto, lo que anticipa un sólido respaldo en la Cámara de los Comunes.
Johnson abrirá el miércoles por la mañana el debate en la Cámara de los Comunes, que espera haber dado su visto bueno al texto en torno a las 14:30 horas GMT, tras lo cual la ley pasará a la Cámara de los Lores, donde será sometida a escrutinio hasta la noche.
Una vez obtenga la luz verde por parte de ambas cámaras, recibirá el asentimiento oficial de la reina Isabel II en las siguientes horas, lo que permitirá que haya entrado en vigor antes de que termine el periodo de transición del Brexit, a las 23:00 GMT del día 31.
En paralelo a ese proceso, los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, estamparán su rubrica en el tratado por la mañana, tras lo cual un avión del Ejército británico trasladará los folios al Reino Unido para que sean firmados por el jefe de Gobierno, según informó un portavoz de Downing Street, despacho oficial de Johnson.
Una de las incógnitas que quedaba por desvelar antes de la sesión parlamentaria de mañana era si los combativos diputados conservadores del llamado Grupo de Investigadores Europeas (ERG, en inglés) respaldarían el acuerdo, como finalmente han decidido hacer.
Esos parlamentarios euroescépticos, que han defendido con vehemencia el Brexit, obstruyeron el año pasado el pacto de salida de la Unión Europea que había negociado la anterior primera ministra, la también “tory” Theresa May.
Aunque su peso político ha quedado mermado por la amplia mayoría que logró el actual jefe de Gobierno en las últimas elecciones generales, ese grupo advirtió de que sometería a un detallado escrutinio el acuerdo antes de posicionarse.
Tras cinco días de análisis, concluyeron hoy que las cláusulas impuestas por la UE para asegurar una competencia justa tras el Brexit van “más allá” de lo que suelen estipular acuerdos comerciales “comparables”, pero consideran que su “impacto en el ejercicio práctico de la soberanía” del Reino Unido será “limitado”.
Subrayan que el pacto no impide a Londres modificar las regulaciones británicas a su voluntad, aunque abre la puerta a la aplicación de contramedidas por parte de la UE, como la imposición de aranceles, si considera que el Reino Unido ejerce competencia desleal.
“Si esas (contramedidas) fueran inaceptables, el acuerdo se podría dar por terminado con un preaviso de doce meses”, esgrime el ERG.
El Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP, en inglés), una formación que se ha mostrado favorable a la salida de la Unión Europea, se opondrá sin embargo al acuerdo negociado por Johnson.
Los unionistas, con ocho diputados en los Comunes, están en contra del mecanismo diseñado para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas, que obliga a someter a controles aduaneros las mercancías que pasan entre el Úlster y la isla de Gran Bretaña.
También se ha mostrado en contra del texto una facción de los laboristas liderada por el exportavoz de Economía de la formación John McDonnell.
El que fue mano derecha del anterior líder laborista, Jeremy Corbyn, ha llamado a sus diputados afines a rebelarse contra la actual dirección y oponerse a un pacto que considera “podrido” y que, a sus ojos, va en contra de los “derechos” y los “horizontes” de los británicos. EFE