Cuando el ácido del diablo entra en contacto con la piel produce daños irreversibles que van desde quemaduras de tercer grado hasta la pérdida de la visión. Su poder corrosivo puede llegar al tejido subcutáneo, afectar músculos, incluso huesos.
Actualmente, el 5 % de los pacientes que llegan a la unidad de quemados del hospital Luis Eduardo Aybar corresponde a personas afectadas por sustancias químicas, en su mayoría ácido del diablo. El porcentaje experimentó una reducción significativa si se compara con las estadísticas del 2010, cuando se hablaba de un 14 %. En ese año se activaron las alarmas en el país por el aumento de agresiones con la mortal sustancia. “Ha bajado la frecuencia, pero la gravedad ha aumentado, porque esto ha pasado a la modalidad de sicariato”, precisa el director de la unidad, Eddy Bruno.
Mujeres son las más afectadas
Son precisamente las mujeres las más dañadas con el letal químico. De cinco personas que llegan a la unidad quemadas con ácido del diablo cuatro son damas con edades comprendidas entre 25 a 35 años, generalmente. Jóvenes a las que en un abrir y cerrar de ojos la vida le cambió drásticamente. “Son pacientes que dependiendo de la cantidad de ácido, y del porcentaje de la superficie corporal quemada, van a necesitar entre 10 a 13 cirugías, además de las reconstructivas para pacientes que quedan con limitaciones físicas”, explica el galeno.
Por su experiencia en estos casos, afirma que el ácido del diablo provoca lesiones tan profundas en la piel, que aún el cuarto y sexto día de entrar en contacto con el químico, el tejido puede seguir sufriendo daños, debido a la capacidad de absorción del órgano, pero todo dependerá de la concentración de la sustancia utilizada. “La piel tiene un poder de absorción, entonces todo el ácido que la piel absorbe va haciendo daño en el tejido celular subcutáneo, el músculo, hasta que llega a un nivel que se degrada y deja de hacer daño”, sostuvo.
En los casos en que una persona lastimosamente resulte afectada con el ácido del diablo, el doctor recomienda poner al paciente inmediatamente debajo de la ducha por 35 a 45 minutos a fin de que al entrar en contacto con el agua, se diluya la concentración del químico. Esto no evita el daño, pero garantiza que la lesión sea menor. Sobre rociar el área afectada con bebida gaseosa, dijo que “tiene sentido”. “Como son bebidas con bicarbonato, eso cambia el PH del ácido, lo vuelve alcalino, pero en el momento no se va a encontrar la cantidad de soda para irrigar en el tiempo recomendado”, añade.
Pacientes podrían perder la visión y la audición
Son agresiones que van directamente al rostro, es por ello que en algunos de los casos la víctima puede quedar ciega o perder el globo ocular y según explicó el galeno, si el líquido corrosivo cae en la membrana o lesiona el tímpano también se afecta la audición. “Quema también la córnea y a la larga el paciente puede perder la visión. Muchas veces se quema el nervio óptico y los pacientes quedan con ceguera total”, destaca el doctor.