Cargadores de fusil y accesorios de armas de fuego eran enviados al gigante suramericano desde las ciudades estadounidenses de Kissimme, Orlando y Tucson, los cuales eran destinados a bandas criminales activas a nivel nacional.
Las investigaciones comenzaron en 2019 cuando varios de estos artefactos fueron encontrados por las autoridades en el aeropuerto internacional de Galeao, en Río de Janeiro, ocultos dentro de llantas.
Con el apoyo de la Aduana brasileña y la Agencia de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos (ICE), a través de sus agregados en la Embajada de Estados Unidos en Brasilia y en las ciudades de Tucson y Miami, la Policía identificó que los artefactos fueron enviados por correo certificado desde las tres ciudades estadounidenses para los delincuentes.
“La cooperación policial internacional entre Brasil y Estados Unidos fue fundamental para obtener información sobre las actividades ilícitas realizadas por la organización criminal”, señaló la Policía Federal en un comunicado. EFE