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Unos minutos después, Trump se presentó brevemente en un evento aparte de Naciones Unidas sobre el combate al narcotráfico, donde algunos de los 130 países miembros de la ONU firmaron una declaración patrocinada por Estados Unidos para fortalecer la lucha contra del comercio ilegal de drogas. Unos 31 millones de personas necesitan tratamiento en todo el mundo y cada año hay unas 450.000 muertes por sobredosis o problemas de salud relacionados a narcóticos.
“Hoy nos comprometemos a combatir juntos la epidemia de drogas”, dijo Trump, cuyo gobierno encara una ola de adicción a los opioides en Estados Unidos.
Afirmó que su país está tomando “medidas agresivas” al proteger sus fronteras, apoyar la labor policial y destinar una cantidad de fondos récord para combatir la crisis de opioides.
Sólo hubo tres oradores en el evento, el cual fue presidido por Estados Unidos y concluyó en 15 minutos.
La cumbre de paz duraba más tiempo, con decenas de líderes de países pobres y ricos tomando turnos para elogiar el legado de Mandela, quien después de su liberación en 1994, tras casi tres décadas en prisión, se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica en las primeras elecciones multirraciales.
Entre aquellos que lo elogiaban estaban el presidente de irán Hasán Ruhani, quien dijo que Mandela “sembró semillas de concordia y compasión”. Pareció esbozar una tácita y negativa comparación con Trump.
Irán es un adversario de Washington y las tensiones han aumentado desde que Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear del 2015 con potencias mundiales que había levantado sanciones. Las reuniones de la ONU se llevaban a cabo con el trasfondo de las acusaciones de Irán de que un país regional no identificado aliado de Estados Unidos apoyó el mortal ataque contra un desfile militar iraní que dejó al menos 25 muertos este fin de semana.
