Su única esperanza de vida es realizarse una bariátrica por lo que clama al presidente Luis Abinader para que la ayude
Sentada en una silla, con una mirada esperanzadora y una sonrisa, así nos recibió Cristina Jiménez Marmolejos, una mujer que desde hace cinco años ha padecido en carne propia un sufrimiento que en ocasiones la hace sentir que no puede más.
Tiene 43 años y en 2019 una de sus piernas se llenó de úlceras debido a la obesidad mórbida que padece.
Según nos cuenta, esta se le desató luego de que tuviera un problema y a causa de la depresión empezó que subir de peso.
Esto le provocó problemas en la columna que en estos momentos tiene forma de “media luna”.
Cuenta que el dolor que le provoca esta situación es inexplicable y que en ocasiones no tiene para comprar medicamentos, algunos días se acuesta sin comer porque depende de lo que sus vecinos pueden darle.
“Hay veces que se me entra la depresión y le digo a Dios que me mande a buscar porque me duele mucho la pierna y digo Dios mío mándame a buscar, ya no aguanto más. Yo me siento aquí a pedirle a la gente para comer algo y hay veces que me acuesto con todo mi dolor sin tener calmantes”, cuenta a elCaribe.
Con lágrimas en sus ojos pide la ayuda de todos aquellos que tiene la oportunidad de conocer su situación. No asegurando que ella no está buscando sonido sino que en verdad está necesitada.
El 26 de mayo del 2019, sufrió una de las peores caídas y es que su “cuerpo entero se reventó con la celulitis” y tuvo que ser ingresada de emergencia. Estuvo en el hospital durante un mes y 25 días.
En ese entonces, sus familiares, debido a la situación de gravedad en la que se encontraba, estaban preparando su funeral porque pensaban que no se recuperaría.
“A mí me dieron el alta y estaba putrefacta, ósea yo hedía viva”, cuenta Jiménez.
Luego de esto, y debido a una bacteria producto de la situación precaria en la que vive y a la contaminación de una cañada que tiene detrás de su casa, el entonces director del Hospital General Dr. Vinicio Calventi le dijo que no podía estar en su hogar porque su situación empeoraría.
“Mi hermano es ebanista y el polvo de la madera me hacía daño, cuando cogí la bacteria duré un mes y 20 días interna nuevamente y tras esto no podía caminar. Lloraba todos los días y me preguntaba porque Dios no me permitía moverme”, cuenta entre llantos.
Cristina sostiene que la última vez que se pesó fue en el 2019, en ese entonces pesaba más de 500 libras, por lo que entiende que, en estos momentos debe estar en las 600.
Gracias a un andador que le regalaron pudo dar nuevamente sus pasos, pero debido a su situación no sale de casa a menos que sea para ir al médico a consultarse.
Por su condición de salud, su hermano le permite quedarse en una pequeña habitación de su casa, pero esta no es suficiente porque no le permite acomodarse bien para dormir.
“Mi habitación es muy estrecha. Yo me asfixio durmiendo, tengo que tener un cojín, tres almohadas y colchas, para quedar más sentada que acostada y ver si de este modo puedo conciliar el sueño”.
Cuando su hermano no está para ayudarla a acostarse, ella sube los pies en unos blocks que tiene en su habitación para poder subir a la cama.
Cristina nos permitió entrar al lugar donde vivía, es un pequeño espacio de madera, que en estos momentos está siendo utilizado como taller de ebanistería y queda justo detrás de la casa de su familia.
Aparte del sobrepeso y las úlceras en su pierna derecha, esta mujer no padece de ninguna otra enfermedad, su mayor anhelo es poder volver a su antigua vida para volver a ser productiva.
Al preguntarle donde trabajaba antes de tener su situación actual, nos comentó que laboraba en una fábrica de ron y que fue cancelada cuando empezó a tener un peso descontrolado.
La única solución
De acuerdo a un doctor de cirugía vascular que la consultó, la única esperanza para poder alargar sus días, es realizarse una operación bariátrica porque debido al sobrepeso, tiene las venas obstruidas y su sangre no está circulando bien.
“El médico no puede hacer nada, solo un milagro puede salvarme. A pesar de todo, estoy segura de que si Dios me ha dado esta prueba es porque sabe que puedo con ella”.
Promesas
Tras varios medios publicar su situación, la primera dama le envió una doctora para que la canalizaran.
Gloria Reyes, directora general del programa Progresando con Solidaridad, le prometió una ayuda que aún no ha recibido. “Espero que se acuerde de lo que me ofreció”.
Pide al presidente, Luis Abinader, que la ayude a construir su casa y que le brinde apoyo hasta que se realice su operación para estar más cómoda.
Su anhelo
“Me gustaría ser como madre Teresa de Calcuta, ayudar a los demás y contarles acerca de los milagros que Dios hace y que ha hecho conmigo”.
Asegura que desde que pueda volver a su vida normal, se dedicará al servicio de la comunidad y de las personas que, como ella, están necesitadas.
Si deseas ayudar a Cristina, puedes comunicarte con ella al número 829-301-4152.
Está ubicada en el Kilómetro 17 y medio de la Autopista Duarte, barrio Arenoso, calle 1. # 47 Los Alcarrizos.