Convirtió su discapacidad en el motor que lo inspira a conquistar sus miedos  

La decisión de que cortaran su pierna fue tomada personalmente por José, ya que los médicos le dieron la opción de hacerle una reconstrucción

Afirma que los atletas dominicanos, a pesar de representar el país, son maltratados y viven en condiciones deplorables

José Luis Gutiérrez tenía una vida llena de sueños, donde estar en los escenarios y bailar, era lo único que llenaba un espacio lleno de sufrimiento causado por el bullying y una infancia complicada.

Nació y se crió en San Francisco de Macorís, específicamente un pueblo llamado Castillo, provincia Duarte.

Nos cuenta que perdió su pierna izquierda a los 16 años en un accidente de tránsito en Las Terrenas, Samaná. Explica que iba en un motor con un amigo y subiendo la loma de esta localidad chocaron con una camioneta que venía en vía contraria.

“Estas calles son muy pequeñas y cuando la camioneta intentó tomar el carril que le correspondía, la carreta de motocross que tenía nos golpeó a ambos. Perdí mi pierna al instante”, relata.

Al momento del accidente, dice que no sentía ningún tipo de dolor, pero que la situación fue muy traumática porque las personas solamente grababan y no hacían nada para ayudarlos.

Su único socorrista, fue un joven que viajaba en un camión, este le brindó su ayuda y lo llevó al Darío Contreras. Luego de seis horas en la sala de espera lo atendieron.

La decisión de que cortaran su pierna fue tomada personalmente por José, ya que los médicos le dieron la opción de hacerle una reconstrucción.

“Habían dos opciones: La primera hacerme una reconstrucción y la segunda cortármela. Al preguntarle al médico me dijo que si hacían la reconstrucción tendría que durar casi dos años en cama y además no me garantizaban que volvería a caminar, esto sin contar todas las terapias que tendría que tomar”.

El amor por la danza le empezó a los 11 años cuando estaba en la primaria. Durante este tiempo participaba en grupos escolares de ballet folclórico y danza.

A pesar de la felicidad que le daba bailar, los abusos por parte de otros niños opacaban esta alegría.

Foto: robotjl_18

“Tuve una infancia súper complicada y traumática, como me hacían mucho bullying me llevaron varias veces y me maltrataban en la escuela y por mi casa. Estos abusos no tenían razón de ser, simplemente los hacían”.

Su depresión, aumentó luego de perder su pierna porque creó una “caja mental” y durante un año ocultó todo lo que sentía porque su único escape era la música y al no poder salir de su casa se sentía acorralado. “Cuando exploté intenté suicidarme con los medicamentos que me habían indicado para la pierna”.

Su llegada al liceo ocurrió dos semanas después de su accidente. Para José esto fue algo traumático porque tuvo que presentarse al frente de todos con una vida totalmente nueva.

A pesar de los días oscuros en la secundaria, este chico tenía amigos que lo apoyaban sin importar que otros jóvenes de su escuela se burlaran de él por su condición.

Primera prótesis

Tras el suceso, decidió acudir por primera vez a uno de los viajes de su escuela, el mismo era para la Cámara de Diputados, en esa ocasión un legislador lo vio con las muletas y se ofreció a pagarle su primera prótesis para que volviera a caminar.

“Esta no era de buena calidad y me causaba ampollas en ocasiones era mejor estar sin muletas”, dice.

Recuerda que su segunda pierna artificial la recibió gracias a un tío que tenía un restaurante y este pidió ayuda a un señor que trabajaba en la empresa de prótesis, gracias a esa ayuda pudo ir a Orlando para obtener una nueva y poder bailar sin dolor.

Foto: robotjl_18

Todos los años debe reparar su prótesis y esto le cuesta unos 17.000 dólares.

“Tengo que reparar la prótesis todos los años y la empresa queda en Orlando. El precio de la reparación son 17,000 dólares, pero la empresa, como soy atleta, me la dona y sólo tengo que pagar la reparación, hospedaje, vuelos y estadía y serían 7,500 dólares, pero eso para mí es mucho dinero”.

Hace siete años que, para poder costearla debe vender cosas y trabajar el doble.

Amor por la danza

Cuenta que siempre fue un atleta de gimnasia en física, pero empezó a amar la danza y sus personajes cuando, en uno de sus viajes, conoció a una chica que perdió sus dos pierdas, en ese momento se dijo que, si ella podía, él también era capaz de bailar así.

A sus 27 años, es atleta y bailarín, actualmente estudia Educación Física, y ejerce como monitor de en un liceo. Además, es entrenador de deportes de artes aéreas en una academia, Pole dance, danza contemporánea.

“Amo la danza porque a través de ella puedo compartir mi historia sin mostrar que tengo una discapacidad”.

Dice que siente que inspira a los demás y por eso sigue haciendo todo lo que ama, a pesar de que es difícil porque no recibe apoyo de nadie.

Foto: robotjl_18

“Tengo casi dos años sin hacer nada debido a la pandemia. Entré en un estado de ansiedad y ahora mismo estoy en sobrepeso porque para entrenar iba a Santo Domingo, pero ya no tengo el presupuesto que tenía antes para viajar cada semana”.

Concurso

José Luis Gutiérrez ha representado al país en varios concursos tanto nacionales como internacionales. Cuenta que cada cosa que ha realizado ha sido con su esfuerzo y dinero.

“Yo no busco una ayuda económica, pero yo represento el país, me cubro todo, he rechazado muchas propuestas de representar al país fuera y es que no puedo por el gasto que representa”.

Algunos de los concursos donde ha participado están España Got Talent, ha bailado en Orlando en danza contemporánea y en Telemundo.

Gutiérrez ha ganado competencias nacionales e internacionales y medallas en los Panamericanos. Además, ganó un Premio Soberano como bailarín.

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