Miradas tristes, rostros cabizbajos, canciones y testimonios nostálgicos fue el ambiente que imperó la mañana de ayer en el cementerio Jardín Memorial, al darle el último adiós a los restos mortales de “doña Rosa”, esposa del expresidente Hipólito Mejía.

Rosa Gómez de Mejía, primera dama en la gestión 2000-2004, falleció el pasado lunes a los 82 años de edad consecuencia de un infarto cardíaco.

Cientos de personas, entre ellos figuras del escenario político nacional y sindicalistas asistieron a la misa de cuerpo presente para dar sus condolencias al expresidente de la República y a sus familiares por el fallecimiento de su cónyuge.

El acto solemne estuvo encabezado por el presidente Luis Abinader, quien hizo guardia de honor al féretro junto a la vicepresidenta Raquel Peña; la primera dama, Raquel Arbaje; y el ministro administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza. El Ejecutivo rindió tributo por aproximadamente siete minutos
La misa de cuerpo presente estuvo a cargo del arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Francisco Ozoria, acompañado de Jesús Castro Marte, obispo de la diócesis Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey; José Dolores Grullón, obispo emérito de la diócesis de San Juan de la Maguana; y “Juan”, párroco de la iglesia a la que pertenecía la ex primera dama.

En medio del solemne acto, los familiares se abrazaron, demostrando el dolor producido por la sensible pérdida, y con una salva de 21 cañonazos, despidieron los restos mortales de doña Rosa. En ese recorrido final del féretro permitieron acudir sólo a los familiares.

Hijos resaltan cualidades de su madre

Con voz quebrantada y visiblemente triste, Lissa Mejía, en medio de la misa de cuerpo presente, resaltó las cualidades de su madre. Al hablar, la menor de los hijos procreados en el matrimonio de Rosa Gómez y el expresidente de la República Hipólito Mejía, definió a su progenitora como una mujer noble y solidaria.

“Pensar que ya no hablaremos, que no me visitarás en la oficina, que no estarás en tu casa, que no te volveremos a ver ni sentir tus caricias amorosas. Celebro tu vida y el tiempo que estuvimos”, expresó.

De su lado, Ramón Hipólito Mejía, hijo mayor del expresidente, destacó que su madre tuvo dos grandes amores en vida, “ese hombre (Hipólito Mejía) y su familia”. Agradeció a los presentes por acompañarlos en estos días y resistir todo lo que ha pasado.

“Yo nunca me imaginé, aunque sí supe y sabía, que la que siempre conseguía una votación unánime en mi casa y en mi barrio era mi madre, pero jamás me imaginé la alta popularidad, como la gente se volcó para venir”, sostuvo el vástago del exmandatario.

A Rosa Gómez de Mejía le sobreviven sus hijos Ramón Hipólito, Felipe, Carolina y Lissa. La ejemplar mujer dedicó parte de su vida al voluntariado social y en su paso por el Estado, el servir a los demás fue su sello. Tras su muerte, se declaró tres días duelo oficial.

Leonel Fernández le da el pésame a Hipólito Mejía

El presidente de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, visitó en su residencia al expresidente Hipólito Mejía para testimoniar personalmente sus condolencias por el fallecimiento de su esposa. “Hemos venido a testimoniarle nuestro respeto y nuestras condolencias al expresidente Hipólito Mejía, con motivo del fallecimiento de su esposa, una dama distinguida, apreciada, valorada, querida por todo el pueblo dominicano y que recibió en su despedida una gran manifestación de apoyo y de amor”. Mejía agradeció la visita de Fernández y los demás miembros de la FP.

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