Washington, (EFE) – El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó este lunes un proyecto presupuestario de 5,79 billones de dólares, con un mayor gasto en defensa que coincide con la guerra en Ucrania, que quiere financiar subiendo los impuestos a las corporaciones y a los más ricos.
En su propuesta, de 277 páginas, la Casa Blanca solicita que el Congreso apruebe para el año fiscal 2023, que comienza en octubre próximo, un presupuesto de 5,79 billones de dólares, frente a los 5,85 billones de 2022.
En total, el Gobierno estadounidense quiere destinar 813.000 millones de dólares a defensa, lo que supone un incremento del 4 % respecto al año fiscal 2022, de los que 31.000 millones de dólares serían en gasto nuevo.
Para la guerra en Ucrania y reforzar el flanco este de la OTAN, la Administración de Biden busca asignar 6.900 millones de dólares con el fin de “contrarrestar” la invasión rusa del territorio ucraniano.
En un comunicado, Biden solicitó que el gasto continúe para responder “a la agresión” del presidente ruso, Vladímir Putin, a Ucrania, “con el apoyo de EE.UU. a las necesidades económicas, humanitarias y de seguridad” de Kiev.
En una rueda de prensa posterior, el mandatario subrayó que el aumento del gasto en defensa se debe a que “el mundo ha cambiado” por la competencia que suponen países como China y Rusia, lo que va a requerir de inversiones contra los ciberataques y en nuevas capacidades en el espacio, lo que incluye misiles hipersónicos.
“Esta será una de nuestras mayores inversiones en seguridad nacional”, apuntó Biden.
Ya en el terreno doméstico, la iniciativa presupuestaria incluye 17.400 millones de dólares para las fuerzas de seguridad para luchar contra el crimen en EE.UU., de los que 1.700 millones serán para combatir el tráfico de armas de fuego.
Básicamente, como el propio Biden explicó en su rueda de prensa, el Gobierno quiere más policías en la calle y para ello va a dedicar más fondos a los cuerpos de seguridad para reducir los delitos.
El Gobierno quiere financiar este presupuesto al tiempo que disminuye el déficit federal en 1,3 billones de dólares este año, en “la mayor reducción anual de la historia de EE.UU.”, subiendo los impuestos a los más ricos y las grandes empresas.
Esto será posible, en parte, aumentando el impuesto a las corporaciones del 21 % al 28 %, algo a lo que se opone el ala moderada de los demócratas en el Congreso.
El Ejecutivo quiere también imponer un nuevo impuesto mínimo del 20 % para los más ricos del país, es decir, las fortunas superiores a 100 millones de dólares.
Sobre los impuestos, la directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, Shalala Young, aseguró en una llamada con periodistas que este proyecto “garantiza que nadie que gane menos de 400.000 dólares al año pagará ni un centavo más en nuevos impuestos”.
Young destacó que han elaborado esta propuesta presupuestaria tomando en base los datos económicos que indican que EE.UU. ha creado más de 6,5 millones de trabajos en un año, con un crecimiento del 5,7 % y un descenso del desempleo del 3,8 %.
No obstante, este proyecto se separa de las prioridades establecidas por Biden en los presupuestos del año fiscal 2022, los primeros de su mandato, donde se marcaba como prioridad las políticas sociales y la lucha climática, algunas de las cuales no han salido adelante en el Congreso.
Todavía en camino de recuperarse de la pandemia, el Gobierno de EE.UU. solicita en su proyecto actual al Congreso 9.900 millones de dólares para reforzar la capacidad de los sistemas de salud frente a la covid-19 y 81.700 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años en seguridad sanitaria ante pandemias futuras.
Biden recordó en la rueda de prensa que su padre solía decir “no me digas tu valor, muéstrame tu presupuesto”, y apuntó que su iniciativa manda un mensaje claro de que el Gobierno “valora primero, la responsabilidad fiscal; segundo, la seguridad; y tercero, las inversiones en capital humano para reconstruir un EE.UU. mejor”.
La Casa Blanca proyecta que en 2023 el PIB crecerá el 5 % frente a su pronóstico del 7,3 % en 2022, además de augurar una inflación del 4,7 % el próximo año, un punto porcentual más que en el actual.
Asimismo, predice que el desempleo caerá al 3,9 % en 2023, frente a su proyección del 5,4 % para 2022.
A principios de este mes, la Reserva Federal (Fed) llevó a cabo la primera subida de tipos de interés desde 2018 en un viraje hacia una política monetaria contractiva que permita combatir la elevada inflación, agravada por la invasión rusa de Ucrania.
El banco central estadounidense subió el tipo de interés oficial en 0,25 puntos porcentuales, lo que lo sitúa en una horquilla de entre el 0,25 % y el 0,5 %, tras dos años anclado en niveles cercanos a 0 para tratar de paliar los efectos sobre la economía de la pandemia de covid-19.