El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó este viernes una propuesta inicial de presupuesto que da prioridad al gasto social frente al de defensa, con notables inversiones en la lucha contra la crisis climática y la salud y educación públicas, además de la desigualdad racial y económica.
Biden pidió 1,52 billones de dólares al Congreso estadounidense dentro de su propuesta de gastos no obligatorios del Gobierno para el año fiscal 2022, un adelanto de la solicitud completa de presupuesto anual que la Casa Blanca desvelará en las próximas semanas.
Después de cuatro años de intentos del expresidente Donald Trump de recortar el gasto social, su sucesor quiere potenciar las partidas discrecionales en ese ámbito para que supongan el 3,3 % del PIB, equivalente a “la media histórica de los últimos 30 años”, indicó la Casa Blanca.
Los fondos que no irían a parar al Pentágono, un total de 769.000 millones, incluyen un aumento de casi el 41 % en el presupuesto del Departamento de Educación, otro de casi el 28 % en el de Comercio y de más del 23 % para Salud.
Además, se invertirían 14.000 millones de dólares más que en el año fiscal actual en la lucha contra la crisis climática, tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Si el Congreso aprueba la solicitud de Biden, EE.UU. haría su primera contribución en cuatro años al Fondo Verde para el Clima de la ONU, con 1.200 millones de dólares para “ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones” y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, según la Casa Blanca.
También se destinarían 485 millones de dólares a otras iniciativas multilaterales, incluidos 100 millones para programas de adaptación al clima; y 691 millones más para que el Departamento de Estado ayude a otros países a reducir sus emisiones y aumentar su producción de energías limpias.
Dentro de Estados Unidos, propuso gastar 2.000 millones para crear empleos en proyectos de energía limpia, 1.700 millones en mejorar la eficiencia energética de los edificios y 1.400 millones más para ayudar a comunidades históricamente perjudicadas por la contaminación; en su mayoría negros, latinos e indígenas.
En cuanto a la salud, la solicitud dotaría de 8.700 millones de dólares a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), que han liderado la respuesta contra la pandemia de la covid-19.
Se trata del mayor aumento al presupuesto de los CDC en casi dos décadas, con 1.600 millones más que este año, y se usará para mejorar la capacidad de esa agencia para enviar expertos al extranjero con el fin de detectar y prevenir amenazas biológicas globales, además de formar a epidemiólogos.
También se dedicarían 51.000 millones a los Institutos Nacionales de Salud (NIH), incluidos 6,5 millones para crear una nueva agencia bajo las siglas ARPA-H, que se centrará en investigar sobre el cáncer, la diabetes y el alzheimer.
El aumento del 40,8 % al presupuesto del Departamento de Educación, hasta llegar a 1 billón de dólares, incluye 36.600 millones para dar becas a alumnos de familias con bajos ingresos y 3.000 millones más en becas Pell para estudiantes universitarios, incluidos los indocumentados que llegaron al país de niños, conocidos como “soñadores”.
El plan propone además gastar 2.100 millones de dólares en contener los asesinatos con armas de fuego, 1.000 millones para combatir la violencia machista y otros 1.000 millones para reforzar la seguridad en la frontera con México, con el matiz de esos fondos no se dedicarán a seguir construyendo el “muro” que inició Trump. EFE