De este modo, la tasa de la facilidad permanente de expansión de liquidez (Repos a 1 día) permanece en 3.50 % anual y la tasa de depósitos remunerados (Overnight) en 2.50 % anual.
En una nota de prensa, el emisor explicó que la decisión sobre la tasa de referencia se basa en el análisis exhaustivo del impacto del COVID-19 sobre la actividad económica y la evolución futura de la inflación. En particular, la variación mensual del índice de precios al consumidor (IPC) en diciembre fue de 0.48 %, mientras que la inflación interanual asociada a la serie analítica de la nueva base referencial (octubre 2019 – septiembre 2020), que es la más relevante para las decisiones de política monetaria, se ubicó al cierre del año 2020 en 4.63 %, tasa que estaría dentro del rango objetivo de 4.0 % ± 1.0 %. Asimismo, la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles de la canasta básica, se ubicó en 4.77 % al cierre del año 2020.
“Cabe destacar que, consistente con los lineamientos internacionales, la inflación interanual oficial, que resulta de empalmar la nueva base del IPC con las variaciones publicadas de la canasta anterior de bienes y servicios (base diciembre 2010), alcanzó 5.55 % en diciembre 2020.La dinámica reciente de la inflación ha estado influenciada por choques de costos que han afectado la oferta de algunos alimentos como resultado de fenómenos climáticos, además del incremento de insumos importados y del aumento del grupo transporte”, explica el documento
Expresó que el sistema de pronósticos del BCRD indica que la inflación se ubicaría de forma transitoria por encima del límite superior de la meta en la primera parte del 2021 debido a los choques temporales de costos, para luego converger al rango de 4.0 % ± 1.0 % durante el resto del año.
“Estas proyecciones de inflación y las expectativas de los agentes económicos ancladas al rango meta, junto a la fortaleza de los fundamentos macroeconómicos, otorgan el espacio para que el Banco Central mantenga condiciones monetarias favorables con el propósito de continuar apoyando la reactivación económica”, dijo el banco.
En el entorno internacional, a pesar del complejo panorama asociado al COVID-19, las perspectivas de crecimiento mundial han mejorado debido a una recuperación más rápida de lo previsto durante el cierre de 2020 y una mayor certidumbre ante el inicio de los programas de vacunación en múltiples países. En ese sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una menor contracción de la economía global para 2020, pasando de un -4.4 % publicado en octubre a un -3.5 %, de acuerdo con la actualización más reciente de su informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés). De igual forma, para este año 2021 revisó al alza los pronósticos de crecimiento mundial al pasar de un 5.2 % a un 5.5 %.
En Estados Unidos de América (EUA), nuestro principal socio comercial, se han observado señales de recuperación, al registrarse de forma preliminar una variación interanual de -2.5 % en el cuarto trimestre, lo cual representa un avance sostenido desde la contracción de -9.0 % y de -2.8 % del segundo y tercer trimestre del año, respectivamente. Consecuentemente, las perspectivas para la economía de EUA son cada vez más positivas, apuntando a un crecimiento de 5.1% en 2021 según el FMI, luego de haberse contraído -3.5 % durante 2020.
La Reserva Federal comunicó luego de su reunión de finales de enero que se mantendrá aplicando medidas monetarias expansivas y prevé que la tasa de fondos federales continuaría en el rango de 0.0 % y 0.25 % anual hasta el 2022, a la vez que implementa programas de flexibilización cuantitativa para incentivar el crédito. Adicionalmente, la administración del presidente Joseph Biden ha propuesto un nuevo plan de alivio económico por US$1.9 billones, que ampliaría las transferencias a las familias y las facilidades de apoyo a las MIPYMES, complementando el paquete fiscal de US$ 900 mil millones aprobado en diciembre de 2020.
En cuanto a la zona euro (ZE), se proyecta que la pandemia provocará un mayor deterioro en este bloque de países con una disminución de -7.2 % en 2020, mientras que para 2021 se espera una expansión de 4.2 %. Frente a esta coyuntura, el Banco Central Europeo mantiene la tasa de depósitos de corto plazo (Overnight) en -0.50 % anual, mientras implementa un amplio programa de provisión de liquidez a través de la compra de títulos públicos y privados en el mercado secundario, así como operaciones de refinanciamiento de largo plazo.
En América Latina, se estima una contracción regional de -7.4 % para 2020, influenciada por el alto nivel de propagación del COVID-19 en los países de mayor tamaño, por la ralentización en los flujos comerciales y de turismo, así como por el impacto de varias tormentas en la región de Centroamérica. Para 2021, las previsiones del FMI apuntan a una expansión de 4.1 % para la región. En este contexto, los bancos centrales latinoamericanos han disminuido de forma generalizada sus tasas de política monetaria y continúan implementando paquetes significativos de provisión de liquidez y de financiamiento al sector privado.
En relación con las materias primas, el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) se situó en torno a US$52 dólares el barril durante enero, registrando una tendencia al alza asociada a una mayor demanda ante las perspectivas de repunte de la economía mundial. Por otro lado, el precio del oro se mantiene elevado, ubicándose por encima de US$ 1,800 dólares por onza troy, al ser utilizado como refugio de valor en un contexto de alta incertidumbre, lo que ha beneficiado a la República Dominicana a través del incremento en el valor de las exportaciones de este metal.
En el entorno doméstico, las cifras preliminares del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) señalan que se continúa afianzando el proceso de reactivación, al registrar una variación de -1.0 % interanual en el mes de diciembre, un resultado más favorable que el proyectado inicialmente de -1.5 %, debido principalmente a un mejor desempeño en los sectores de construcción, manufactura local y zonas francas. Este comportamiento de diciembre refleja que la economía va por el camino correcto, con una mejoría significativa de 28.8 puntos porcentuales con respecto a la caída observada en abril (-29.8 %), el punto más crítico de la crisis.
De esta forma, el crecimiento económico del año 2020 se ubicó en -6.7 %, proyectándose que para 2021 se aceleraría el ritmo de recuperación con una expansión que podría ubicarse en torno a 6.0 %. El repunte previsto de la economía dominicana estaría apoyado en mejores perspectivas de la actividad económica internacional, junto al esfuerzo coordinado que están realizando las políticas monetaria y fiscal para dinamizar la demanda interna, generar empleos y preservar las fuentes de ingresos, particularmente de los sectores más vulnerables.
En efecto, el Banco Central ha implementado un programa de estímulo monetario a través de la reducción en 150 puntos básicos en la tasa de política monetaria desde marzo y medidas para incentivar el crédito al sector privado. En particular, se han dispuesto medidas de provisión de liquidez en moneda nacional por unos RD$ 190 mil millones (más del 4 % del producto interno bruto -PIB-) para fomentar el financiamiento y las reestructuraciones de deuda de los hogares y los sectores productivos en condiciones favorables, habiéndose canalizado más de 70 mil préstamos a través de estas facilidades.
Como resultado de las medidas monetarias, se ha registrado una reducción de más de 300 puntos en la tasa de interés activa promedio ponderado de los bancos múltiples, que se ubica en enero 2021 en torno a 9.8 %, manteniendo niveles históricamente bajos en los últimos meses. Asimismo, los préstamos privados en moneda nacional se expanden en torno a 8.0 % interanual al cierre de enero, continuando como una de las tasas de crecimiento más altas de la región.
Es importante resaltar que se mantiene la tendencia positiva en las recaudaciones tributarias que, junto a la exitosa colocación de bonos en los mercados internacionales, ayudarán a continuar enfrentando los enormes retos de la crisis sanitaria. En ese sentido, el Gobierno del Presidente Luis Abinader ha complementado el plan de estímulo monetario con un paquete de medidas fiscales para reactivar y relanzar la economía, que incluyen la extensión de los programas sociales orientados a preservar el empleo y mitigar el impacto sobre los sectores más vulnerables, así como distintos planes de apoyo a los sectores productivos, tales como el turismo, la agricultura, la industria y las exportaciones, además del inicio de importantes proyectos de infraestructura y otros proyectos estratégicos que se estarán ejecutando a través de las Alianzas Público-Privadas.
En el sector externo, se destaca la mejoría progresiva que se ha observado recientemente en el flujo de divisas, asociada principalmente al alto dinamismo que mantienen las remesas familiares, que se expandieron en 16.0 % durante 2020 y a la recuperación de las exportaciones durante los últimos meses, compensando parcialmente el impacto negativo que ha tenido la pandemia sobre el turismo. De esta forma, se estima que el déficit de cuenta corriente al cierre de 2020 se ubicaría en torno a 2.0 % del PIB, por debajo de su nivel de equilibrio de largo plazo. Hacia adelante, el repunte previsto de la economía de Estados Unidos para el 2021 y la extensión de los programas sociales en ese país contribuirán a que las remesas y las exportaciones continúen mostrando un buen desempeño durante el presente año.
Por otro lado, es importante resaltar el fortalecimiento extraordinario que han tenido las reservas internacionales al ubicarse en torno a los US$12,500 millones al cierre de enero de 2021, su nivel más alto en la historia monetaria del ente emisor. Este elevado nivel de reservas internacionales equivale a una cobertura de aproximadamente 16.0 % del PIB y unos 8 meses de importaciones, lo que facilita que el Banco Central pueda seguir contribuyendo a mantener la estabilidad relativa del tipo de cambio ante un convulso entorno internacional, habiéndose registrado una depreciación del tipo de cambio promedio ponderado de referencia de 9.2 % durante 2020, inferior al promedio de las principales economías emergentes y de la región.