Santo Domingo.- En su reunión de política monetaria de julio de 2018, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) decidió aumentar su tasa de interés de política monetaria en 25 puntos básicos, pasando de 5.25 % a 5.50 % anual.
De acuerdo al esquema de gestión de liquidez de corto plazo del BCRD, la tasa de depósitos remunerados (overnight) sube de 3.75 % a 4.00 % anual y la tasa de las facilidades permanentes de expansión (repos), se incrementa de 6.75 % a 7.00 % anual.
La decisión de incrementar la tasa de referencia se sustentó en un análisis exhaustivo del balance de riesgos en torno a las proyecciones de inflación, los principales indicadores macroeconómicos nacionales, el entorno internacional relevante, las expectativas del mercado y los pronósticos de mediano plazo. Durante los primeros seis meses del año, la inflación acumulada fue de 1.43 %, por lo que la inflación interanual de junio de 2017 a junio de 2018 se ubicó en 4.63 %, por encima del punto medio del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % establecido en el Programa Monetario.
Previo a la reunión, los pronósticos de inflación en un escenario pasivo indicaban una tendencia gradual al alza, producto de mayores precios del petróleo, presiones de demanda interna y un aumento en la incertidumbre en los mercados financieros internacionales, por lo que se evidenciaba la necesidad de un cambio de postura en la política monetaria que procurara el cumplimiento de la meta en el horizonte de política de dos años.
En el entorno externo se observa una tendencia positiva, aunque con moderación del crecimiento en algunas economías avanzadas. Consensus Forecast proyecta un aumento interanual de la producción mundial real de 3.3 % en 2018 y 3.2 % en 2019. Estados Unidos de América (EUA) continuaría liderando a los países industrializados con una economía que opera en pleno empleo y que presenta proyecciones de crecimiento de 2.9% en 2018 y 2.6 % en 2019. Le seguiría la economía de la Zona Euro (ZE), cuyo producto real aumentaría en 2.2 % y 1.8 %, respectivamente, durante esos años. Como resultado del dinamismo de EUA y del alza de los precios del petróleo el mercado internacional, las presiones inflacionarias han aumentado en ese país. Para contrarrestarlas, la Reserva Federal (FED) ha continuado con su proceso de normalización monetaria incrementando la tasa de política en 50 puntos básicos en lo que va de año. Los ajustes de tasas de la FED continuarían por el resto de 2018 y 2019.
En la medida que EUA avanza en la normalización de su política monetaria, las condiciones financieras internacionales se tornan menos favorables, lo que ha incrementado las primas de riesgo y las tasas de interés de largo plazo para las economías emergentes. Las mayores tasas de interés en EUA también han generado una tendencia apreciatoria en el dólar, lo que unido a mayores precios del petróleo, ha contribuido a un incremento de la depreciación de las monedas de países en desarrollo.
Es importante señalar que a pesar de este entorno de cambio en las condiciones financieras internacionales, el desempeño económico de los países emergentes mantiene una tendencia positiva. India estaría creciendo 7.3 % en 2018 y 7.5 % en 2019, mientras China se expandiría en 6.6 % y 6.4 % en esos años, respectivamente. En lo que concierne a América Latina (AL), todas las economías, con excepción de Venezuela, presentarían crecimiento positivo en el presente año. Como región, AL se expandiría 2.0 % en 2018 y 2.5 % en 2019, según Consensus Forecast. Cabe destacar que este crecimiento ocurriría a pesar de la moderación que se observa en algunas economías grandes como Argentina y Brasil.
En el contexto interno, la actividad económica continúa evolucionando favorablemente como se observa en la trayectoria que lleva el indicador mensual de actividad económica (IMAE). En efecto, según datos preliminares, el IMAE registró un crecimiento acumulado de 6.6% en el período enero-mayo de 2018. De este modo, la tendencia-ciclo del IMAE se expande a una tasa anual de 6.9% en el mes de mayo, proyectándose que la economía se mantendría creciendo por encima de su potencial a lo largo del año. En la medida que esta senda de crecimiento se mantenga y genere presiones sobre los precios domésticos futuros, la política monetaria continuaría moviéndose hacia el retiro del estímulo monetario puesto en marcha el pasado año. De esta manera, se evitarían desvíos importantes en el diferencial entre las tasas de interés domésticas y las de EUA, lo que de ocurrir pudiese tener un impacto macroeconómico adverso.
Consistente con esta evolución de la economía, se mantiene el dinamismo en el mercado financiero doméstico, reflejándose en un incremento del crédito al sector privado en moneda nacional por encima de la expansión estimada del PIB nominal. En ese sentido, al mes de julio, los préstamos privados en moneda local crecen a una tasa interanual cercana a 13 %, mientras los agregados monetarios se expanden por encima de lo contemplado en el Programa Monetario.
Por el lado de la política fiscal, en lo que va de año los ingresos por recaudaciones se mantienen en el entorno de los montos presupuestados al tiempo que se registra un nivel de gasto moderado, lo que ha permitido que se alcance un superávit fiscal en los primeros cinco meses del año. Este comportamiento de las finanzas públicas facilitaría el cumplimiento del objetivo de déficit, establecido en el Presupuesto Nacional. En el sector externo, el dinamismo registrado en las actividades generadoras de divisas ha contribuido sustancialmente a moderar el impacto de los mayores precios del petróleo en la economía dominicana. Asimismo, las reservas internacionales se han mantenido en niveles históricamente altos, lo que contribuye a la estabilidad relativa del mercado cambiario.
El Banco Central de la República Dominicana reafirma su compromiso de conducir la política monetaria al logro de la meta de inflación y el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica. En ese sentido, de ser necesario, la institución se encuentra preparada para continuar normalizando su política monetaria en los meses siguientes, en consonancia con la evolución de la economía mundial, así como con los principales riesgos domésticos. Además de promover el control de la inflación y la estabilidad macroeconómica, las medidas de política monetaria procuran el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos.