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Rafael Nadal va por todo en Roland Garros. Busca su título 22 en Grand Slam, su conquista 14 en París, será el nuevo número cuatro del mundo y por momentos parece olvidar sus dolores.
Todo eso y más es lo que, según dijo, lo enorgullece a sus 36 años. “Por supuesto que disfruto. Y si estoy lo suficientemente sano para jugar, me gusta la competencia. Me gusta jugar en los mejores estadios del mundo y sentirme que a mi edad sigo siendo competitivo. Eso me hace sentir de alguna manera orgulloso y feliz por todo el trabajo que hicimos”, reconoció ayer el español en rueda de prensa luego de su victoria en semifinales frente a Alexander Zverev.
Con respecto a su estado físico, Rafa dejó en claro que está bien aunque la humedad le hizo más dificultoso su juego.
De todos modos, sobre la lesión en el pie que arrastra desde años, sostuvo: “Prefiero perder la final el domingo y tener un pie nuevo. Sería feliz con mi vida teniendo un pie nuevo. Ganar es hermoso, pero la vida es mucho más importante que cualquier título. Especialmente después de la carrera que tuve”.
Situación de ayer
Nadal, número cinco del escalafón de la ATP, avanzó a la final de Roland Garros luego de superar a Alexander Zverev (número 3) tras un 7-6 (8) y 6-6 (ret). El gran partido no terminó de la manera deseada: el alemán se torció el tobillo, se fue con lágrimas y a los gritos, y no pudo regresar.
El nivel tenístico era sumamente alto en la Philippe Chatrier. Pese a que el triunfo del manacorí se vio opacado por la lesión de Sascha, el manacorí va por mañana en busca de otra corona en París, donde ha sido un grande.
Por último, se mostró expectante por disputar una nueva final y si bien advirtió que luego de Roma dudaba mucho sobre la situación de su pie, nunca puso en debate la posibilidad de estar en el Roland Garros. Y aquí está de nuevo, por otro título.