La ganadora de oro en Barranquilla está enfocada en terminar el bachillerato. Su hijo y su madre han sido clave en su vida
Para Estefanía Soriano, el judo no lo es todo. Con una clara visión de lo que quiere, la joven atleta lleva una ajetreada vida que va desde cursar el cuarto de bachillerato en su natal municipio de Bayaguana (Monte Plata), atender a su pequeño hijo de dos años y ayudar en la parte económica a su madre Mireya Soriano Javier.
Todo eso no la lleva a bajar la cabeza en su lucha de algún día salir de la extrema pobreza en la que se encuentra, a pesar de todos los logros que ha alcanzado en este rudo deporte.
Soriano, de 21 años, sostiene que terminar el bachillerato es su principal meta y en la que se esfuerza día a día con la finalidad de ingresar a la universidad el próximo año y cursar la carrera de ciencias sociales, siempre y cuando logre las facilidades necesarias.
“Tengo gran interés en ir a la universidad y ser una profesional destacada. En el judo no lo encontrarás todo”, relata Soriano.
“Espero que las autoridades olímpicas y el propio Gobierno puedan ofrecerme las facilidades de continuar desarrollándome y sobre todo, cursar mi carrera profesional. A los jóvenes como yo que nunca se limiten a obtener sus sueños, que sigan hacia adelante y que se esfuercen para lograr lo que ellos quieran”, agregó.
Estefanía viene de lograr la medalla de oro en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, al vencer a la colombiana Érika Lasso en las competencias finales de judo, correspondientes a la categoría 44 kilogramos. La competencia apenas duró cuatro minutos. Esta es la primera presea dorada para la atleta quisqueyana.
“Los estudios son una de mis tres fuentes de vida. Nunca me he descuidado y espero no hacerlo en lo que me resta del bachillerato y cuando entre a la universidad. Quiero darle ese regalo a mi hijo y a mi madre y que ellos puedan disfrutarlo, pero sobre todo mi niño del que espero pueda seguirme los pasos en los estudios cuando él comience a tener uso de las cosas, porque aún está bastante pequeño para comprenderlo”, indicó.
Soriano lleva 14 años dedicada a este deporte junto a su entrenador Ruddy Contreras, quien la reclutó para que formara parte de la selección de judo del municipio de Bayaguana. Desde ese entonces, los logros han sido extraordinarios.
“Antes de ir a los Juegos Centroamericanos me dije que tenía que ganar esa competencia por mi hijo, por mi mamá, por darle una mejor vida. Siempre le rezaba a Dios cuando me acostaba y cuando me levantaba también. Le hablaba a Dios para que me escuchara. Nunca perdí la fe y hoy día sigo disfrutando de ese logro. He trabajado duro día a día para llegar hasta aquí. Sabía que podía lograrlo y hoy estoy muy contenta y emocionada”, dijo la judoca, que reside en el sector “Las 100 Casitas” de Bayaguana.
Su madre Mireya, un gran soporte
Estefanía señala que gran parte de su éxito se lo debe a su madre doña Mireya. “Ella ha sido un soporte. Siempre me ha apoyado. Espero tenerla a mi lado por muchos años”, expresa.
Recuerda que siendo pequeña se le escapaba a su madre para irse a practicar junto a su hermano Carlos Salomón, quien también estaba involucrado en ese deporte. “Me le escapaba a mi madre cuando tenía siete años. Me llamaban la atención los estrellones que los muchachos se daban y eso me emocionó mucho. En principio a ella no le gustaba, pero después comenzó a respaldarme hasta el día de hoy”.