BUENOS AIRES. Lionel Messi, Sergio Agüero, Paulo Dybala, Gonzalo Higuaín y Nicolás Otamendi son apellidos que cualquier selección del mundo anhelaría. Argentina los tiene, pero por el momento como piezas separadas de un equipo en gestación.
¿Podrá el técnico Jorge Sampaoli alumbrar un campeón el mundo en los pocos días que restan para el inicio del mundial de Rusia?
Tiene a su favor a un Messi obsesionado por conseguir a sus 30 años la única corona que le falta y enterrar de una vez la incómoda comparación con el exastro Diego Maradona, capitán del seleccionado albiceleste campeón del mundo en 1986. Rusia será su cuarta y probablemente última Copa del Mundo.
Agüero y Otamendi, pilares del Manchester City campeón de la liga inglesa, llegan en el punto más alto de su carrera mientras Dybala e Higuaín aportaron mucho al séptimo título de liga consecutivo para la Juventus en Italia.
Pero el propio astro del Barcelona admitió que Argentina no tiene membresía para integrar el club de los “favoritos” a ganar el trofeo como “España, Alemania, Brasil y Francia”, los cuales llegan con una formación consolidada y una idea clara de juego, en gran parte gracias a que sus entrenadores llevan mucho más tiempo de trabajo que Sampaoli.
Argentina se clasificó con lo justo a Rusia, en la última fecha de las eliminatorias, gracias a una actuación superlativa de Messi, tres goles incluidos, ante Ecuador. “Es cierto que no somos candidatos porque venimos de un proceso complicado, pero eso no quiere decir que no tengamos una buena selección”, dijo Messi, uno de los siete sobrevivientes en el plantel albiceleste que jugaron las tres finales perdidas: Mundial de 2014, Copa América 2015 y Copa Centenario 2016.
La suerte de Argentina, entonces, queda sujeta al talento de Messi y al máximo provecho que pueda sacar el entrenador de las prácticas previas al inicio del campeonato mundial.