El pugilista criollo, de 24 años, viene de salir airoso en su última pelea y reúne las condiciones para ser campeón mundial
Carlos Adames, a quien le gusta que lo llamen con el mote de “Caballo Bronco”, ha comenzado a trillar un camino que, aunque espinoso, podría terminar en positivo para su inmediato proyecto en el exigente boxeo internacional. ¿De cuál proyecto se trata? La respuesta es sencilla: De pronto, sin mucha dilación, materializar el anhelo de todo peleador que es anexarse un campeonato mundial.
Todo atleta joven, en cualquier deporte, aspira llegar al estrellato… ¡y tras ver hecho realidad ese gran propósito, que también le llegue el buscado bienestar económico! “El Caballo Bronco”, la noche del sábado 12 de mayo, en el mítico coliseo Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York, dio el primer paso para al menos ir a una pelea de título mundial.
Y después de tener esa oportunidad, que es la que busca todo boxeador con altas ambiciones, aprovecharla y lograr la conquista, que sería atrapar un cinturón del mundo. El joven púgil criollo, que tiene 24 años, pudo lidiar con el respetable escenario del Garden y ante casi 20,000 fanáticos -entre los que figuraron cientos de quisqueyanos que no pararon en gritar a favor de su paisano-, salió airoso en el combate, pactado a diez asaltos, que protagonizó con el difícil boxeador mexicano Alejandro Barrera. Con este triunfo mejoró su expediente de invicto (14-0, 11 nocauts).
La pelea, que ocupó el segundo turno estelar del cartel organizado por la compañía Top Rank y que tuvo como plato principal el pleito entre Vasil Lomachenko y Jorge Linares, se tornó muy buena para Adames en los primeros seis rounds. La combinación de gancho (con su mano izquierda) y un repetido recto corto que llegaba a la cara del mexicano, fue el principal factor para que el “Caballo Bronco” se alzara con la victoria.
En principio se vio al dominicano -fue la apreciación de este periodista que estuvo en Nueva York y vio la pelea en un exclusivo lugar, junto a ciudadanos de República Dominicana y en pantalla gigante- algo “nervioso”, pero sin nunca dejar de lanzar sus efectivos puños. Barrera, intenso y siempre dejando ver que es un guerrero (y en ningún ,momento fue puesto en malas condiciones), recibió serio castigo en los primeros cuatro rounds…¡y parecía que iría al piso!
¿A las puerta de un título mundial?
Adames, quien tiene como apoderado al empresario Jorge Herasme, es bien valorado por expertos locales… y los fanáticos ya lo consideran como un “futuro campeón del mundo”. Una gran ventaja que tiene Adames: pertenece a la prestigiosa empresa Top Rank, propiedad del veterano abogado estadounidense Bob Arum a quien muchos consideran como el mejor promotor del boxeo mundial de los últimos treinta años.
Bob Arum tiene un ojo clínico, que sabe descubrir nuevos talentos del boxeo, creen analistas, al tiempo de considerar que la llegada de Adames a Top Rank ha sido “una bendición de Dios”.
Estrenarse, como boxeador que visita un escenario internacional, en el emblemático Madison Square Garden es, desde ya, un gran logro (¿?) para el joven gladiador quisqueyano. Adames, quien a principio de su carrera se notaba como un “natural peso welter”, ya debe olvidarse de esa división, dicen analistas y pensar en la categoría inmediatamente superior (la del peso mediano junior, 154 libras).
Precisamente días antes de su combate con Barrera tuvo algunos problemas para hacer las 150 libras. En esa división -intermedia entre el welter y el mediano junior-, firmó el encuentro con Barrera. Pero pudo, en la ceremonia del pesaje oficial, llegar a la balanza con 149,8 libras lo que permitió que la pelea fuera oficial y no hubiera ningún trauma.
Aspectos a mejorar
Lo que debe mejorar Adames, si es que quiere llegar a la cima -oportunidad que tiene con la empresa Top Rank-, es su condición física. O más bien precisan expertos, tener siempre a su lado, para que lo trabaje bien, un preparador físico que evite que en sus peleas tenga problemas de peso.
Ese problema físico se notó claro cuando después del octavo round Adames estuvo lento, respirando por la boca, lo que ocasionó que su intensidad -al lanzar golpes- no fuera la misma que cuando transcurrieron los primeros cinco capítulos de su pleito con Barrera.