En 1979, Diego Maradona aún no había cumplido los 19 años y era una gran promesa. Llevaba tres años jugando en Argentinos Juniors y había sido dos veces máximo goleador del campeonato argentino. Recientemente había ganado el primer Mundial Juvenil que organizó la FIFA, más los premios al máximo goleador y al mejor jugador. Ya antes de eso había sido varias veces internacional argentino con César Luis Menotti, aunque del Mundial de 1978 se quedó fuera.
Tenía la obsesión de conocer a Pelé. Había hecho amistad con Guillermo Blanco, periodista de El Gráfico, legendaria revista argentina ya desaparecida (en físico, no en digital), y se lo pidió. Blanco lo habló con sus jefes, que vieron la posibilidad de un buen reportaje y se pusieron a ello.
Solo hacía año y medio de la retirada de Pelé, un partido Cosmos-Brasil, en Nueva York (1977), en el que jugó un tiempo para cada uno y marcó su último gol. Fue un acontecimiento mundial. Su celebridad estaba en todo lo alto.
Vivía en Nueva York, con frecuentes viajes a cualquier parte como embajador de la Warner Communications, o por cualquier causa benéfica o publicitaria. El 8 de abril de 1979 tenía que estar en Río de Janeiro por una causa noble: se enroló para jugar en Maracaná un Flamengo-Atlético Mineiro, organizado en busca de fondos para paliar unas tremendas inundaciones (240 muertos) en Minas Gerais. Pelé jugaría con el Flamengo, por primera y única vez. El Flamengo es el gran club nacional de Brasil y en él jugaba Zico, el Pelé blanco. Juntarlos en una misma delantera era el gran reclamo del partido, que reunió a 140.000 personas.
Argentinos Juniors no quería
A Río se podía hacer un viaje relámpago. Pelé les citó para el lunes 9. La víspera Argentinos Juniors recibió a Huracán, al que ganó 3-1. El partido acabó a las 17:45 y Maradona salió como una flecha hacia Ezeiza, donde a las 18:30 se cerraba el embarque del vuelo de la British Caledonian Buenos Aires-Río-Londres que despegaba a las 19:30. El entrenador y el presidente de Argentinos Juniors, Delem y Próspero Consoli, trataron de ponerle objeciones, pero él argumentó que acabado el partido ya no estaba bajo el mando del club, pues desde el martes había concentración de la selección. Viajó con su padre, Jorge Cyterszpiler y dos miembros de El Gráfico, Guillermo Blanco para escribir la nota y Ricardo Alfieri padre para las fotos.
Llegó a Río de Janeiro con tiempo para ver el Flamengo-Atlético Mineiro (en el que Zico cedió el 10 a Pelé y jugó con el 9) en la tele del Hotel Copacabana, a dos manzanas del lugar de la cita. El encuentro fue a las 11:00 en la Casa Chopin, una mansión que había sido residencia de tres presidentes de Brasil, propiedad de un multimillonario llamado Alfredo Saad, que alojaba a Pelé cuando pasaba por Río.
Maradona llegó emocionado. Pelé no le dedicó mucho tiempo (“perdona, pensé que al final no vendrías, tengo que ir a Santos a una cita con mi notario”), pero estuvo cariñoso. Charlaron, le cantó acompañándose con la guitarra, le preguntó por su equipo, por Delem (brasileño) y le regaló un reloj, un balón y una camiseta firmados, y una medalla conmemorativa del día de su retirada.
Los consejos de Pelé a Maradona
Se cayeron bien. Maradona le pidió unos consejos para orientarse en su vida, que El Gráfico recogió en su nota. Una especie de código bushido de samurái viejo a samurái joven:
1. Nunca hagas caso cuando te digan que eres el mejor. El día que te sientas el mejor, dejarás de serlo para siempre.
2. Acepta los aplausos, pero no vivas de ellos. La hinchada cuando uno juega tres partidos mal ya te grita, deja de quererte.
3. En los contratos, hazte respetar siempre. Tienes que luchar por lo que realmente vales. Nunca te regales. Pero eso sí: cuando firmes tu contrato, después no protestes ni pidas más. La firma es como una palabra.
4. Respecto a la venta al exterior, tienes que decidirlo después de haberlo analizado muy bien. Son ocho hermanos, tu padre y tu madre. En la decisión pon eso en tu balanza. Los dirigentes pasan cada dos o tres años, tú tienes que pensar en la familia, hay muchas bocas a las que dar de comer.
5. El cuerpo es tu herramienta de trabajo. Cuídalo. En la vida hay tiempo para todo, incluso siendo jugador: para salir, para tomar una copa, fumar un cigarrillo, acostarse tarde, comer lo que te apetece. Pero con equilibrio, sin dañar tu físico, porque entonces se acaba todo.
Con el tiempo recelaron el uno del otro. Tuvieron disputas por cuál fue el mejor jugador de la historia. La FIFA tuvo que dividir el premio al mejor del Siglo XX entre ambos. Respecto a los consejos, en principio los siguió fielmente, pero con el tiempo descuidó el primero y el último. Lástima.