Los Cardenales, el equipo que nunca reconstruye

Los Cardenales de San Luis son un equipo de la clase media de las Grandes Ligas inmune al declive.

Los Cardenales de San Luis son un equipo de la clase media de las Grandes Ligas inmune al declive.

Nada más que hay revisar sus resultados desde que comenzó el actual siglo: sólo una vez tuvieron una temporada con saldo negativo de victorias y derrotas. La excepción fue en 2007, la campaña que siguió a uno de los dos campeonatos de la Serie Mundial que el equipo ha conquistado desde el 2000.

Pero afrontan la nueva temporada con mayor presión por parte de sus fanáticos tras finalizar detrás de los Cachorros de Chicago y los Cerveceros de Milwaukee en la División Central de la Liga Nacional y quedar fuera de los playoffs por segundo año seguido, algo que no sucedía desde 2007-08.

San Luis es una plaza donde la lealtad de la afición es inquebrantable, con 13 temporadas consecutivas superando los 3 millones de espectadores en el Busch Stadium.

“Nos pagan por estar en la Serie Mundial”, dijo el manager Mike Matheny. “Es lo que nuestros fanáticos exigen de nosotros”.

A Matheny no hay necesidad de recordarle que sus Cardenales no se coronan campeones del Clásico de Otoño desde que tomó las riendas de club para la campaña de 2012, al año siguiente que la obtuvieron bajo la dirección del legendario piloto Tony La Russa y los batazos de Albert Pujols.

LA BÚSQUEDA DE UN CUARTO BATE

Cuando Pujols firmó con los Angelinos de Los Ángeles como agente libre tras salir campeón, San Luis perdió a un bateador de poder y desde entonces ha estado buscando el sustituto ideal en la parte medular del orden defensivo.

La trágica muerte del jardinero dominicano Oscar Taveras en un accidente vial en 2014 les privó de un prometedor talento. Después adquirieron a Jason Heyward, pero el jardinero nada más pudo permanecer un año al dejarse seducir por los Cachorros en la agencia libre.

Creyeron que la búsqueda había terminado cuando los Marlins de Miami, en su desmantelamiento, pusieron a disposición a Giancarlo Stanton, el jardinero que acababa de recibir el premio al Jugador Más Valioso.

Otro contratiempo entorpeció los planes del gerente John Mozeliak cuando Stanton vetó el canje y prefirió que lo enviaran a los Yanquis.

Sin claudicar, los Cardenales se conformaron con otro integrante de los Marlins.

Se trata de Marcell Ozuna, un jardinero izquierdo que tendrán bajo control por dos temporadas. El dominicano de 27 años no tendrá la misma fama de Stanton, pero su producción está cerca del nivel de su excompañero. Viene de su segunda campaña seguida en la que fue seleccionado para el Juego de Estrellas, al redondear un promedio de .312, 37 jonrones, 124 impulsadas y un Guante de Oro.

Sus totales de jonrones e impulsadas superaron por 12 y 42, respectivamente, a los líderes de los Cardenales en 2017.

Y San Luis puede presumir de tener a un trío de guardabosques de alta calidad defensiva en Ozuna, Tommy Pham y Dexter Fowler. Alinean básicamente a tres jardineros centrales.

“Me gusta es organización. Es un equipo con siempre llena su estadio”, dijo Ozuna. “Así me gusta trabajar fuerte, con casa llena para buscar un anillo. Jugar por una recompensa”.

NUEVOS ROSTROS

Aparte de Ozuna, los Cardenales adquirieron al relevista Luke Gregerson y al abridor Miles Mikolas, éste último importado desde Japón, para cubrir la vacante dejada cuando Lance Lynn firmó con Minnesota. Gregerson arranca como el cerrador, tratando de recuperar el nivel que le permitió conseguir 35 salvados en 2015.

También cuentan con un nuevo coach de lanzadores en Mike Maddux, procedente de Washington.

Más adelante aguardan el retorno de Alex Reyes, su lanzador prospecto más destacado. El derecho dominicano se perdió la pasada campaña cuando tuvo que someterse a una cirugía Tommy John en febrero. Reyes tuvo efectividad de 1.57 con 52 ponches en 46 innings en su breve debut en 2016.

DAR BATALLA

Para romper su “mini” sequía de playoffs, el plan de los Cardenales gira en torno la aportación de Ozuna, el liderazgo del receptor Yadier Molina y el trabajo de Carlos Martínez al frente de su rotación abridora. También de los progresos de Pham (23 jonrones y .520 de slugging en 2017) y del torpedero Paul DeJong (segundo en la votación del Novato del Año).

Igual de esencial serán repuntes de Adam Wainright en el montículo y de Matt Carpenter en el plato, luego de sus peores campañas. Con 36 años, Wainwright entra a la última temporada de su contrato y viene de una campaña con efectividad de 5.11. Jugador que puede desempeñarse en tres posiciones del cuadro interior, Carpenter bateó .241.

Asimismo conviene que el jardinero derecho Fowler se cuide de lesiones, luego que fuera limitado a 118 juegos en su primer año con el club.

Los Cardenales se han tenido que acostumbrar a una nueva realidad en su división, la de perseguidores de los Cachorros, sus clásicos rivales que en 2016 ganaron la Serie Mundial. Hasta se duda que puedan con el empuje de los ascendentes Cerveceros.

“Hay gente en todo el país que nos toma en cuenta para ganar la División Central”, dijo Matheny. “Para mí, ese es un reto”.

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