En un alocado partido de la Liga de Campeones que por ratos se asemejó a un encuentro de baloncesto, el Mancheste City doblegó 4-3 al Madrid en la ida de las semifinales.
Pero el conjunto inglés se retiró de su estadio Etihad preguntándose cómo los 13 veces campeones de Europa siguen con vida.
Al final de cuentas, la definición de penal de Karim Benzema — picando el balón a lo “Panenka” a los 82 minutos — dejó al Madrid con la legítima esperanza de revertir el marcador en el compromiso de vuelta, la próxima semana en el Santiago Bernabéu.
“Una derrota nunca es buena”, dijo el artillero francés. “Tenemos ilusión en esta Champions, pero lo importante es que nunca bajamos los brazos. Tenemos que ir al Bernabéu, necesitamos a la afición como nunca y vamos a hacer una cosa mágica que es ganar”. Así, el Manchester City no pudo liquidar a un Real Madrid renuente a morir.