Kevin Durant ha sido la diferencia de los Warriors, pero, en lo que a un servidor respecta, Stephen Curry sigue siendo el punto que inclina la balanza.
Si Golden State triunfa esta noche, es muy probable que Durant sea el Jugador Más Valioso de la final, pero si los Cavaliers extienden la serie que no le quepa dudas a nadie de que repitieron la fórmula del viernes: anularon a Curry.
Es poco probable, por no decir imposible, que frenen a Durant. Esa cuota de al menos 25 puntos, más los rebotes y las asistencias, es todo un cheque con fondos en diferentes tipo de moneda.
Ahora bien, y en eso Cleveland fue exitoso en su impresionante regreso de la final pasada, asfixiar a Curry, aplicarle una defensa tipo enjambre, que nunca esté solo y a la vez reciba los embates de los contactos propios del juego, incide directamente a favor de los campeones y en contra de los retadores.
La defensa de los Cavs hizo un gran trabajo en el choque anterior con Curry. Iman Shumpert, Tristan Thompson, Kevin Love, LeBron James, en fin, todo el vivo con esa franela que estuvo en cancha, le hicieron la vida imposible al dos veces Jugador Más Valioso de la NBA.
Es muy cuesta arriba para la tropa de Steve Kerr que Curry solo aporte 14 puntos en 13 intentos al aro y ni hablar de esos balones que en ocasiones pierde que se convierten en un dolor de cabeza. Una vez más, crédito a los Cavs.
Curry tiene la oportunidad de lucirse en su casa, pero Cleveland sabe el camino por recorrer.