Pero el equipo de Gareth Southgate no supo aprovechar el control que tuvo en el partido y no dio el golpe para liquidar.
Al compás del infatigable Luka Modric, Croacia reaccionó en la segunda mitad y logró nivelar el marcador mediante una volea de Ivan Perisic a los 68.
De un centro al corazón del área de Sime Vrsaljko desde la derecha, Perisic se anticipó a Kyle Walker, muy torpe para buscar el despeje. A partir de ahí, las pulsaciones del duelo cambiaron radicalmente. Croacia era la que mandaba ante un adversario que bajó la guardia.
El gol decisivo cayó en una jugada inofensiva, en la que los centrales ingleses John Stones y Harry Maguire se durmieron ante el asedio de Mandzukic, quien fusiló al arquero Jordan Pickford para meter el latigazo.
Después de 360 minutos de juego, incluidos dos cotejos ganados en los penales, Croacia cantó victoria otra vez. Y está en la final.