El Centro de Convenciones de Puerto Rico se convirtió ayer en lo más parecido a un estadio de béisbol de Grandes Ligas por la multitud fuera de proporciones que abarrotó cada esquina de la instalación, pero ya no más para ver béisbol. Lo hizo para celebrar junto al “Team Rubio”.
Esa misma multitud estalló en júbilo tan pronto el dirigente del equipo subcampeón del Clásico Mundial de Béisbol, Edwin Rodríguez, se subió a la tarima cerca de las 5:30 p.m. y alzó su puño cerrado mientras Andy Montañez y su orquesta tenían su intervención musical.
El veterano intérprete del género tropical pidió repetir el popular tema “Quien no se siente patriota”. El mejor acompañamiento musical a la entrada triunfal de los boricuas, #LosNuestros, al recinto. Fue la manera de encender de verdad el fiestón que comenzó desde antes del mediodía, cuando ni siquiera la selección boricua de béisbol no había ni pisado suelo boricua.
Mientras Rodríguez se gozaba en tarima, bailando y mostrando su medalla, los peloteros subían hasta la planta superior del Centro de Convenciones, provocando otra ensordecedora reacción de la multitud que con banderas de Puerto Rico en alto vociferaba.
Tras una travesía de más de tres horas en caravana desde el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín en Isla Verde, luego de su llegada a la Isla luego de culminar tarde anoche su participación en el Clásico con un revés 8-0 ante la selección de Estados Unidos, la novena boricua se apresta a celebrar hasta la noche en un ambiente de fiesta de pueblo que ha incluido desde tempranas horas de la tarde música en vivo por distintas agrupaciones.
Con celulares en mano, los miles de presentes en el Centro de Convenciones le dieron casi la espalda al espectáculo musical de Andy Montañez para comenzar a tomar vídeos cuando vieron a los jugadores hacer su entrada. Mientras los integrantes del equipo subcampeón del mundo subían a la planta superior para un agasajo, muchos de ellos respondieron de igual manera sacando sus teléfonos para tomar imágenes del momento.
Uno de los últimos en subir fue el receptor y capitán del equipo, Yadier Molina, quien al quitarse su gorra y hacer el gesto que se convirtió en la marca del Clásico Mundial 2017 cada vez que Puerto Rico conectaba un batazo importante, hizo delirar al pueblo de Puerto Rico que se desbordó la tarde del jueves para celebrar como si su seleccionado hubiera alzado el miércoles en Los Ángeles el trofeo de campeón. Fue la segunda ocasión que la selección de Puerto Rico sucumbió en la final. En 2013 cayó ante República Dominicana 3-0.