Jiménez le dijo a elCaribe que tiene como meta ayudar a los azules en esta campaña y volver a las Mayores

La última vez que Ubaldo Jiménez subió a un montículo en las Grandes Ligas fue en la temporada 2017 con los Orioles de Baltimore. Durante esa pausa, el nativo de la provincia María Trinidad Sánchez optó por estar junto a su familia, pero sin descuidar una rutina de trabajo que casi a diario realizaba en el complejo de los Rockies de Colorado junto al coordinador de picheo de esa organización en el país, Edison Lora, y el instructor físico Audry Guevara.

“Tenía dos años sin jugar pelota y necesitaba lanzar para seguir activo”, señaló Jiménez a elCaribe previo al inicio del entrenamiento que desarrollan los Tigres del Licey en el complejo de los Marineros de Seattle en la comunidad de Boca Chica. “En el béisbol he tenido altas y bajas y eso es parte de la vida de cualquier atleta. Ojalá uno pueda estar siempre arriba, pero lamentablemente eso no es así. Es como Dios quiera y las cosas pasan cuando Él quiera”, agregó.

Manifestó que su principal meta para esta campaña invernal, que arranca este sábado 12 de octubre, es aportar a lo que más pueda a la causa del Licey y luego fijar su mirada hacia el béisbol de los Estados Unidos, donde militó por 12 temporadas con los Rockies (2006-2011), Indios de Cleveland (2011-2013) y Orioles de Baltimore (2014-2017), respectivamente.

“Primero, mi enfoque es ayudar al Licey en lo más que se pueda. Luego, no he pensado otra opción que no sea los Estados Unidos. Una cosa va a llevar la otra. Las personas de béisbol que tienen mucho conocimiento del negocio van a observar que estoy bien y saben que no es fácil encontrar un pícher que en diez años nada más se lesionó en tres ocasiones y ningunas de ellas fue por el brazo”, señaló el veterano serpentinero.

Nada de retiro

Ubaldo, de 35 años, manifestó que durante esa ausencia sin lanzar, nunca tomó la decisión de retirarse, por el contrario, se mantuvo trabajando al lado de Lora con la organización que lo firmó el 25 de abril de 2001. “Mi fe es inquebrantable. Siempre me ha mantenido con mucha fe de que las cosas pueden cambiar y esos dos años en vez de sentirme frustrado o desilusionado, dirigí mi pensamiento a Dios, mi familia y mis padres que me quieren. En ellos fue que me enfoqué. Nunca pensé en las cosas malas que en ese momento pasaban”, dijo.

Expresó que tiene dos meses de preparación efectiva con miras a su reintegración con el Licey, rutinas que han abarcado bullpen, enfrentar a bateadores, así como lanzar en cuatro partidos, tres de ellos de tres y cuatro entradas completas.

Contento por estar de regreso a las filas azules

Jiménez, quien fuera seleccionado en la tercera ronda del sorteo de novatos en 2003, siempre se ha considerado “un fanático del Licey”, y que cada vez que ha tenido la oportunidad de ayudarlo, lo ha hecho con orgullo. “Aquí estamos trabajando fuerte en los entrenamientos con el Licey. Desde que fui seleccionado en el draft, siempre he mostrado mi deseo lanzar aquí y la gerencia lo sabe. Gracias a Dios que las circunstancias se han dado por lo que me siento feliz de estar aquí otra vez”, agregó. La última ocasión que lanzó con el equipo azul fue en la temporada 2011-12.

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