Ángel Hernández bateó de .250 en el tercer juego de la serie divisional de la Liga Americana. Esa un mediocre promedio al bate para un jugador y peor para las revisiones de video de un umpire.
Tres de las cuatro decisiones de Hernández en la primera base fueron revertidas durante la paliza 16-1 que Boston le propinó a los Yanquis de Nueva York la noche del lunes.
“Se dieron varias jugadas muy complicadas en la primera base esta noche, y estamos complacidos que la repetición permitió que nuestro grupo de umpires pudo llegar al resultado apropiado en todas”, dijo Grandes Ligas en un comunicado.
Los Medias Rojas. Yanquis y fanáticos en todo el país estuvieron pendientes de Hernández, ya que al cubano tuvo la responsabilidad de ser el umpire detrás del plato en el cuarto partido.
Hernández, de 57 años, debutó en Grandes Ligas en 1993 y trabajó en las Series Mundiales de 2002 y 2005. Demandó a MLB ante una corte en Cincinnati en julio de 2017 al alegar discriminación racial, quejarse que no había sido tomado en cuenta para otras Series Mundiales en la última década y que no había sido ascendido a líder de un grupo de umpires.
La demanda alegó que el director de operaciones de béisbol Joe Torre “tiene un historial de animosidad hacia Hernández que se remonta al período en el que Torre fue manager de los Yanquis de Nueva York”.
MLB presentó un recurso para que el caso fuera desestimado, pero el juez de distrito Michael Barrett lo transfirió a una corte federal en Manhattan el 30 de septiembre sin un dictamen sobre la solicitud de desestimarlo.
“Ángel fue un desastre”, afirmó el comentarista Pedro Martínez, un miembro del Salón de la Fama, en el programa de análisis tras el partido en TBS. “Grandes Ligas tiene que hacer algo con respecto a Ángel. No importa cuántas veces demande a Grandes Ligas. Es el árbitro más malo que hay. Es su culpa que todavía estemos en esta transmisión”.