El dominicano José Moisés López lleva más de una década brindando sus servicios a los estelares de las Mayores
“Cría fama y ven temprano a trabajar” es un lema que repite día tras día el dominicano José Moisés López, mejor conocido como ‘Jordan’ y quien se convirtió hace más de una década en el barbero de los peloteros de Grandes Ligas. Sus cortes, su creatividad y su profesionalidad le han ayudado a escalar durante el duro mercado que rodea a los jugadores de las Mayores.
Por su silla en Jordan Barber Shop, -su primer negocio y ubicado en el corazón del Bronx-, Nueva York, han transitado desde los jugadores más famosos hasta los miembros y futuros Salón de la Fama de Cooperstown como Ken Griffey Jr, Pedro Martínez, pasando por Tom Glavine, Albert Pujols, Miguel Cabrera, Robinson Canó, entre otros. “Gracias a Dios, que me ha bendecido. No sé lo que tengo pero me llaman los grandes”, expresó Moisés López a elCaribe
El estilista criollo que llegó en 1995 a la “ciudad de los rascacielos”, y que inició como barbero en el salón de su madre, hoy cuenta en su currículo haber recortado el 90 por ciento de los peloteros de La Gran Carpa. “Este sueño comenzó en 1998, cuando me cansé de ayudar a mi padre en la construcción por dos años, y le dije a mi mamá que me pagará un curso de barbería”, indicó Jordan, quien llegó al Bronx a los 17 años, desde Santiago. Con una silla de recortar en el modesto salón de doña Paula Santana (madre), ubicado en la calle Edward Legrant, comenzaría un sueño que se convertiría en realidad; unir su pasión de recortar con lo que más le gustaba, el béisbol.
Una llamada realizada a principios del año 2000 a su amigo Claudio Vargas, quien jugó con él desde pequeño cuando practicaba como receptor en Santiago, comenzó el preámbulo al mundo de las Grandes Ligas.
“Llamé a Claudio Vargas, quien fue lanzador del año con las Águilas. Me dijo que cogiera para entrenamientos y ahí me presentó a Abraham Núñez, a Pablo Ozuna y Luis Castillo. Cuando Castillo vino a Nueva York me llamó, y él fue mi primer cliente en Grandes Ligas”, manifestó Jordan, de 40 años de edad, quien conserva la mayoría de las camisetas de los jugadores que se han recortado con él. En el 2001, conoció a Albert Pujols y a Edgar Rentería, y desde ese instante, las llamadas entre los peloteros no cesaban. La forma como lo hacía y el trato hacia ellos fue incrementando su relación. Algunos jugadores no se recortaban en otro lado y esperaban llegar a New Yor para visitar su barbería o pedirle que fuese al hotel.
De esa manera, y gracias a Carlos Beltrán, Omar Minaya le facilitó un cuarto en el Shea Stadium (antiguo estadio de los Mets), y fue el primer equipo con el que Jordan inició a recortar peloteros.
“Fue en el 2004 cuando tuve mi primer asiento para hacer mi trabajo en un estadio, y para mí fue increíble… tener la oportunidad de hacerlo ahí mismo donde ellos juegan. Luego, en el 2005, subieron a Robinson Canó y él me presentó a Alex Rodríguez, quien, a su vez, me introdujo al estadio de los Yankees”, indicó el estilista que también posee dos negocios de hamburguesas y ensaladas.
Desde ese momento, su fama creció más. Sin embargo, para Jordan el trabajo y la responsabilidad son su prioridad.
“Nunca le he fallado a nadie, tengo mi nombre limpio. Hay que trabajar sin importar las horas. Hay que sacarles provecho a las oportunidades”, agregó Jordan, quien recibió por su primer recorte a un jugador de Las Mayores, 100 dólares. Si se preguntan cuáles son sus precios, Jordan responderá de manera modesta con un “no tengo precio”. Él no pone precio a su trabajo. Los jugadores le pagan de acuerdo a lo que ellos entienden por sus servicios.
“Siempre me llaman para que viaje, entonces, ellos pagan los vuelos, hotel, etc. Comencé cobrando 100 dólares, ahora es un poco más”, se ríe Jordan, quien agregó: “ Nunca he tenido precio, ellos me dan lo que entienden. No pido. Ellos me hacen un cheque. Y hasta ahora, no tengo quejas”.
Los más frecuentes y controversia
Entre sus clientes más asiduos se encuentran: Pujols, Canó, Miguel Cabrera, Carlos Beltrán y Manny Machado, entre otros.
Los estadounidenses tampoco se quedan atrás. Por su máquina de recortar han pasado Bryce Harper, Mike Trout, Stephen Strasburg, C C Sabathia, y hasta el más nuevecito del momento, Aaron Judge.
Para Jordan, quien tiene cuatro hijos, la vida no ha sido fácil, también ha tenido que sobrellevar momentos de amargura, como aquella vez en la que los Yankees le negaron la entrada a su recinto.
“Hace dos años me sacaron del estadio de los Yanquis, duré año y medio sin entrar, y para mí fue como el final. Eso fue por un comentario que hicieron de Alex, como un chiste, y dijeron que yo lo dije, y me sacaron. Eso fue fuerte. Yo decía que no dije nada, fue solo una broma, pero el dueño me mandó a sacar. Después, cuando sacaron a Alex, Brian Cashman (el gerente de los Yanquis) me llamó al otro día, diciéndome que podía volver para atrás. Ahí entré y aquí estoy”, sostuvo.
Con la frase: “No me rindo, no me doy por vencido”, Jordan trabaja arduamente para concretizar sus sueños de expandir su barbería en los tres condados de Nueva York (Brooklyn, Queens, Long Island) que le faltan. Además, también hace poco sacó una línea de productos llamada Moisés, que incluye gelatina, champú, crema para la cara y de afeitarse.