Luego de incertidumbres con Chicago y Detroit, Nomar se ha estabilizado con San Diego. Jugar con Licey le benefició
Nueva York.- Cuando Nomar Mazara firmó a los 16 años estaba consciente de que un bono millonario no le aseguraba el estrellato. Ese era apenas el inicio de un largo camino por recorrer que le esperaba.
Aquel niño que jugaba en el estadio de Los Mameyes nunca olvidó que el béisbol es de altas y bajas y que en cualquier momento podía experimentar tiempos de estelaridad como los que vivió con los Vigilantes de Texas hasta atravesar por la mayor incertidumbre en su carrera profesional en los años siguientes.
“Toda mi carrera desde que firmé con 16 años con Texas, siempre ha sido buena, año tras año. Sin embargo, estaba consciente que en algún momento iba a pasar algo como lo que sucedió”, expresó Nomar Mazara a elCaribe. Justamente, después de cuatro temporadas en Grandes Ligas con los Vigilantes, Mazara transitó por temporadas irregulares con los Medias Blancas de Chicago (2020) y los Tigres de Detroit (2021), y es ahí donde su confianza y consistencia no vuelven a encontrar la ruta victoriosa.
Con 26 años y agente libre en ese momento, a Nomar solo le quedaban hacer tres cosas: afrontar la situación, hacer los ajustes necesarios para encontrar la consistencia con sus apariciones en el plato y recuperar la confianza.
“Lo único que le queda a uno como ser humano es afrontar la situación y no poner excusas. Afronté la situación, tengo que cambiar algo, trabajé en eso, y gracias a Dios estamos aquí”, manifestó Nomar, quien optó en la temporada pasada después que Detroit lo dejara libre trabajar con un entrenador de bateo en Miami, en lugar de jugar otro año en las ligas menores. Cuando un jugador tiene un año difícil a su edad sin estabilidad en su contrato, el lado mental del juego comienza a invadir su estado emocional ¿Pertenezco aquí? ¿Volveré a ser lo que era antes? El siguiente paso fue jugar en el béisbol invernal dominicano con los Tigres del Licey. Todavía quedaba algo pendiente y era el motor de todo: la confianza.
“Jugar en invierno me ayudó bastante, la confianza regresó. Fue bueno lograr los ajustes que tenía que hacer y aunque no jugué mucho, logré los objetivos planteados. Así que fue bueno jugar con el Licey”, indicó Mazara, de 29 años.
“Uno puede trabajar lo que tiene, pero si no está la confianza se hace muy difícil lograr los resultados deseados”, sostuvo el nativo de Santo Domingo, que durante esta campaña con el equipo de San Diego, exhibe promedio de .269, con ocho dobles, dos jonrones y 18 impulsadas en 51 encuentros.
El béisbol te lleva por un camino de altas y bajas, y fue justamente lo que Nomar aprendió durante su etapa más difícil como jugador profesional. Ahora con una nueva oportunidad con San Diego, el jardinero espera poder mantener su consistencia al bate y aportar al equipo en cualquier situación que se presente.
“Sabía que tenía que demostrar que yo estaba listo. Qué podía ser el bateador que ellos estaban buscando”, afirmó. Nomar al referirse sobre el inicio en Triple A con los Padres, nivel en el que bateó .367, con 14 dobles, siete cuadrangulares y 27 remolcadas en 35 partidos, dijo que “fue una primera mitad muy buena. Es el resultado de todo el trabajo que uno realizó en temporada muerta. La confianza y el swing están ahí, creo que un poco mejor. La consistencia esta como la quería. Y eso es lo que estábamos buscando. Seguir trabajando duro, ahora es que falta porque no es cómo uno comienza sino cómo uno termina y tratar de ayudar al equipo que es lo más importante”, agregó.