El expelotero de Grandes Ligas, David Ortiz, recuerda con tristeza el atentado que sufrió en un bar de Santo Domingo Este mientras compartía con amigos, acontecimiento que según sus palabras marcó su vida.
“Fue algo que me marcó, yo soy un persona que no tiene inconveniente con nadie, a mí lo que me gusta es hacer amigos, me gusta ser una persona bondadosa que se lleva bien con todo el mundo, yo no soy persona de problema a mí no me gustan los problemas.”
El expelotero ofreció su primera entrevista tras el atentado que sufrió, al periodista Tony Dandrades, de Univisión.
“En Santo Domingo, mi tierra que amo que estuvieran haciendo comentarios de cosas que no son, que si era un problema de faldas, que si estaba involucrado en el narcotráfico y me lastimo mucho eso”, manifestó Ortiz. “En mi carrera gané mucho dinero y aún sigo ganando mucho dinero, no tengo necesidad de involucrarme en nada” respondió sobre los rumores de estar involucrado en cosas ilícitas.
El día del atentado
Ortiz recuerda que el día del atentado, Se la pasó con sus hijos y de ahí salió a compartír con el comunicador Joel López, con quien decidió ir a disfrutar un momento a un bar de la zona oriental.
Dijo que los primeros segundos tras el impacto de bala en su cuerpo “yo pensé que estaba teniendo una pesadilla”. Agradeció a Eliezer, quien fue la persona que lo auxilió en ese momento.
Agregó: “Yo nunca perdí el conocimiento camino al hospital, en ese momento yo estaba tratando de sobrevivir”. Expresó que la última vez que discutió fue con un umpire en un juego. Al preguntársele sobre quien quería matarlo, el expelotero dijo que aún hoy en día se hace la pregunta. Sobre el progreso de su salud, indicó que ha ido avanzado y desde hace una semana se está ejercitando. pero aclaró que cuando pasa algo de esa magnitud, el cuerpo tiende a variar a sentirte diferente.
Sobre César “El Abusador”
Dijo que César Emilio Peralta “César el Abusador” es un persona conocida. “Allá (Santo Domingo) no había una gente que supiera quién era César”. Expresó que no puede dar por certeza de que fuera César quien diera la orden sobre su atentado, ya que no “vería la razón de que él mandara hacerle un daño así, porque no tuvo ninguna clase de conflicto con César, para él yo era un ídolo”.