Miami, Florida, EE.UU.- Rezar antes o después de cada partido, señalar al cielo o persignarse en cada salida del montículo son señales de que para el conjunto dominicano la invocación al Altísimo no ha pasado inadvertida en este Clásico Mundial de Béisbol.
‘De la mano de Dios’, es lo que se escucha entre los jugadores dominicanos que antes de cada desafío se encomiendan a Dios para que los guíe a la victoria.
Santiago Casilla, responsable de encomendar diariamente a Dios al equipo campeón de 2013, no está en esta ocasión, pero sus enseñanzas espirituales quedaron intactas en cada jugador que accionó en esa edición.
Samuel Deduno y Wellington Castillo han surgido como los timones espirituales, predicando la palabra de Dios por todo el camerino quisqueyano. “Siempre estamos activos con las oraciones y dando la primicia a Dios. Nosotros le damos la gloria, antes y después de cada partido, no importa el resultado del juego”, afirmó a elCaribe el receptor Castillo, quien asiste por primera vez a esta justa mundialista.
Desde el más veterano al más joven, el más superestrella hasta el novato o incluso, el cristiano o no cristiano, las diferencias en este equipo se desvanecen a la hora de entregarse en cuerpo y alma al señor. “A veces no estoy pendiente y ellos mismos se animan y dicen ‘vamos a orar’. No son cristianos, pero el timón que ellos tienen de Dios y de buscar de Dios es demasiado grande”, resaltó Samuel Deduno ayer después de las prácticas del equipo. Todo acerca de Dios es especial para ellos…Indiscutiblemente, el respeto hacia Dios y la comunicación con el Todopoderoso es innegociable. “Siempre nos encomendamos a Dios, no importa el resultado del juego. Sabemos que Dios tiene el dominio, ganemos o perdamos”, expresó Samuel, quien manifestó que su cita bíblica predilecta es Isaías 41:10.
Prueba de fe
Así como “Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros” y nadie se salva de las pruebas, el equipo dominicano pasó por uno de esos desafíos en las que unidos a Dios podrían sobrepasar ese reto de fuego, de lo contrario, el fuego los consumiría sin llegar a la gloria.
La incertidumbre de si Adrian Beltré estaría con el equipo en esta primera ronda, la ausencia de Johnny Cueto y Santiago Casilla, y hasta una la ligera lesión de Starling Marte, que lo ha mantenido día a día y fuera de la alineación, no ha rasguñado ni un peldaño la catedral de la fe que tiene el equipo de República Dominicana hacia Dios. “Dios es el que tiene el control. Siempre tenemos la confianza en el Altísimo de que vamos a ganar, si Marte no juega, ahí está otro, si Cueto no juega, ahí está otro, Dios siempre va a llenar ese hueco”, indicó Samuel, quien se encuentra en su segundo Clásico Mundial de Béisbol.
La oración en este equipo dominicano constituye la comida de fuerza y fe que prevalece ante todo momento. “Siempre estamos activos con las oraciones y dando la primicia a Dios. A veces tengo hielo o caliente, y ellos vienen a donde nosotros (Castillo y Deduno) que dirigimos la oración y nos vocean ‘vamos a hacer la oración, no podemos salir sin hacer la oración, muévanse’”, dijo Deduno, quien junto a Castillo se congregan en la República Dominicana.
Como buenos hijos del señor, saben que hoy se enfrentan a un rival fuerte frente a sus ojos, como los Estados Unidos, a pesar de eso, entienden que ante Dios nada es imposible y así como David venció a Goliat, ellos erigirán la gloria en suelo estadounidense, en casa de los rivales. “No importa el resultado del juego. Sabemos que Dios tiene el dominio, ganamos o perdamos. Estamos listos para hoy y para dar la pelea”, manifestó Castillo, quien se formó en un hogar evangélico, y desde pequeño predica la palabra del señor.