Con 26 puntos y 11 asistencias del base, Sacramento tuvo una noche casi pulcra a la defensiva y manda mañana la serie a la última instancia
Con todo en contra y en un duelo sin margen de error, los Sacramento Kings lograron anoche una enorme victoria en la pista de los Golden State Warriors (99-118) para forzar un séptimo y definitivo partido que se disputará mañana en Sacramento (3-3 en la serie).
Pese a perder el factor cancha el miércoles, estos jóvenes y sorprendentes Kings saltaron a este sexto encuentro en San Francisco sin complejos y derrotaron con admirable solvencia a los vigentes campeones de la NBA, que tendrán que volver a ganar a domicilio para no caer eliminados en la primera ronda del Oeste.
Malik Monk, con 28 puntos y seis rebotes saliendo del banquillo, y De’Aaron Fox, con 26 puntos y 11 asistencias pese a jugar todavía con un dedo fracturado, comandaron el triunfo de unos Kings en los que Domantas Sabonis tuvo muchos problemas de faltas y acabó expulsado (siete puntos y 11 rebotes en 23 minutos).
Stephen Curry (29 puntos) y Klay Thompson (22 tantos) se quedaron muy solos en unos Warriors que solo metieron 10 de 32 en triples y que tuvieron una pobre actuación de sus escuderos (Jordan Poole acabó con siete puntos y un terrible dos de 11 en tiros). Los Kings necesitaban urgentemente la mejor versión de Sabonis y el gigante lituano respondió con dos tapones y un triple para un potente 0-8 de salida de los visitantes.
Curry dio la réplica con seis puntos consecutivos aunque una de las mayores ovaciones del arranque se la llevó Draymond Green cuando entró a la cancha como reserva. Poco le duró la alegría al multifacético y polémico jugador de Golden State puesto que acumuló dos faltas en poco más de un minuto.
Los Kings, en la postemporada por primera vez desde 2006, respondieron a casi todas las jugadas importantes de Golden State en el tercer cuarto y capitalizaron errores habituales. Superaron a los Warriors en los tableros.