Angel Luis Delgado dejó abiertas las posibilidades de regresar para su último y cuarto año en el baloncesto de la NCAA. El joven dominicano se declaró elegible para entrar al draft de la NBA, pero usó un mecanismo que vierte un balde de dudas en torno a su futuro inmediato. Delgado aclaró que irá al draft sin agentes, lo que claramente indica que él no está seguro de si puede ser escogido en la noche del draft.
Eso también es un indicio de que pudiese regresar, pues las reglas en ese sentido indican que puede revertir su decisión hasta el día 24 de mayo. Antes de esa fecha él habrá tenido tiempo para saber si alguna organización de la NBA lo seleccionará. Esa es la gracia que brindan las reglas de la NCAA cuando un jugador se declara elegible para el draft sin haber contratado agente.
Si lo hubiese contratado automáticamente perdía su elegibilidad, lo escojan o no en el draft de novatos de la liga estadounidense, de acuerdo con las reglas de la NCAA. No hubiese tenido una fecha límite para arrepentirse, como en efecto la tiene bajo el actual contexto.
Uno infiere que Ángel Luis va a tantear las aguas de la NBA para saber cómo están sus posibilidades. Él irá a los campamentos pre-draft y trabajará para algunos equipos, así que se retroalimentará con información acerca de sus probabilidades de ser escogido. Es que eso le permitirá conversar cara a cara con gerentes y personal de operaciones de los equipos de la NBA, que le informarán sobre si las franquicias que representan tienen interés o no. Pase lo que pase, sea elegido o no, Ángel Luis ya está listo para el baloncesto de la NBA. Él puede ganar buen dinero en otras ligas del mundo, porque su juego registró un notable progreso que fue reconocido por muchos reputados técnicos en el baloncesto universitario de los Estados Unidos.
Si finalmente regresa con la universidad de Seton Hall igual es una decisión que apoyaremos, porque, a parte de convertir a ese equipo en un contendor, habrá tenido tiempo para terminar sus estudios en justicia criminal. Eso, definitivamente, también vale la pena, especialmente si pensamos a largo plazo cuando los bríos de la juventud y las gestas en el tabloncillo sean cosas del pasado. Estudiar siempre vale la pena.