Recientemente, específicamente el pasado jueves 18, el papa Francisco visitó sin previo aviso varias familias del poblado de Ostia, en la periferia de Roma.Estas visitas causaron gran revuelo en esos hogares que se sintieron dichosos por tener de frente al Santo Padre, en uno de esos días que a partir de ese momento, indudablemente, será memorable para esas familias. Un día que se convirtió en tendencia mundial en las redes sociales y en noticia de primera de los principales medios de comunicación del mundo.
La razón de esta algarabía colectiva es fácilmente entendible. Pues, se trata de una iniciativa que no es común dentro del quehacer cotidiano de un Papa, figura a la que se le se atribuye una muy cargada agenda de importantes actividades ceñidas a las funciones inherentes de este cargo eclesiástico.
Por eso, aquellas familias no pudieron esconder su regocijo, porque vieron de cerca a un ser que desde el inicio de su mandato papal dio muestras fehacientes de su amor e identificación con los estratos más necesitados del planeta Tierra.
Ostia es un municipio de Roma y tiene cerca de 100 mil habitantes. Este pueblo acoge a una efervescente comunidad de fieles, y como otras localidades de Roma vive una realidad de vida difícil. Entonces también por esta razón la visita del papa adquiere una particularidad especial.
En República Dominicana, el artífice de esta iniciativa fue el presidente Danilo Medina, quien desde los tiempos de campaña que precedieron su primer mandato entendió que la mejor forma de acercarse a los más humildes era visitándolos, evitando la presencia de cámaras fotográficas o televisivas.
Así nacieron las visitas sorpresas, que quizás sin proponérselo se ha convertido en la política de acercamiento sectorial más exitosa de los dos mandatos del presidente Medina, y en un modelo a seguir por otros mandatarios de América Latina.
La idea no es hacer un símil entre lo acontecido en Ostia con el papa Francisco, sino resaltar que parte del apoyo sincero expresado a Danilo Medina obedece a sus visitas sorpresas, donde tiene la oportunidad de conocer, sin que nadie le cuente, cuáles son las expectativas que de su gestión de gobierno tiene la gente y las necesidades de cada comunidad.
Y ha sido precisamente esta humildad lo que mantiene al presidente Medina con altos niveles de popularidad y respaldo colectivo. Así es: haber ganado dos veces la presidencia de la República con porcentajes históricos no ha desvanecido ni un instante sus orígenes de campesino humilde, que gobierna con el oído en el corazón del pueblo, lo que lo hace un sabio conocedor de las necesidades más perentorias del mismo.