Nuestra sociedad es tan pobre, que la mayoría de la población solo se preocupa por vencer los obstáculos cotidianos.Se trata del imperativo de la supervivencia, o el imperativo del estómago.
Siendo así, muchos solo piensan en salir de cualquier manera de su condición.
Y desafortunadamente, para la mayoría salir de su condición se ha convertido en una lotería, pues la sociedad no les brinda una ruta para avanzar socialmente.
Esto así, pues carecemos de un sistema educativo de calidad, adaptado a las necesidades de los jóvenes y de la sociedad.
Muchos abandonan el sistema por la precariedad de sus vidas, y por la incapacidad del sistema educativo de serles relevante.
Sin embargo, la sociedad dominicana ha brindado alternativas de manera profusa.
Se trata de las bancas de apuesta.
En cada esquina, en cada vecindario, están abiertas incitando a la gente a que pruebe suerte.
Venden el sueño socialmente irrealizable de que muchos se conviertan en millonarios instantáneos, pues por cada uno que gana, hay un 99% que pierde.
Basta colocar una joven de algún buen ver, de algún barrio, y que se ciña unos pantalones que le castiguen sus protuberantes masas.
Más importante, esas jóvenes deben tener una capacidad infinita para no aburrirse en los momentos prolongados, cuando no hay clientes.
Cuántas veces las hemos visto con las miradas perdidas, y se pregunta uno : ¿qué estarán pensando? ¿o, es que ya han dejado de pensar?
Nuestra sociedad ha sido capaz de multiplicar dichas bancas por decenas de miles…se habla de 40,000 …
En realidad nadie sabe, pues las hay legales e ilegales…Lo cierto es que hay más bancas de apuestas que iglesias y escuelas.
Por ende , lo que se le está enseñando a este pueblo es el “valor” del juego ….
Un distinguido senador dijo una gran verdad : el Estado no tiene capacidad para controlar las bancas de apuestas.
Desafortunadamente, esa gran verdad no solamente se refiere a las bancas de apuestas….
Un estado clientelista y populista, donde dar empleos es un fin en sí mismo, tiene poca capacidad de controlarse a sí mismo, y de controlar a otros….
La realidad es que tenemos a la vista una clase económica emergente, que demostró tener suficiente poder político, para evitar que la ley de lavado de activos se enfocara en sus actividades.
Todas la explicaciones que se han dado sobre el “gran avance” que implica dicha ley son piadosas… Este es el país de los grandes avances, y que nunca llega donde tiene que llegar, en materia moral.
Lo que tenemos delante es la consolidación de una clase social que acumula capital de una manera perjudicial a la sociedad dominicana, y que consolidará cada vez más su poder social, en base a las ganancias extraordinarias del juego…