El sistema de pensiones en la gran mayoría de los países se basa en la fuerza. El Estado interviene y dice: “ no podemos confiar en que los adultos jóvenes ahorren para su vejez. La ven muy lejos y no están conscientes de lo que implica. Entonces, como son unos irresponsables, hay que quitarles una parte de sus ingresos. Con lo recaudado, se pagan las pensiones de los envejecientes actuales. La próxima generación cargará con los que pagan ahora”.
Haciendo esto, se bloquea totalmente la libertad y la responsabilidad individual. Y se obliga a dos generaciones, que ni se conocen, a firmar un contrato invisible. Si en el ínterin se acaba el mundo, los que pagaron hoy se quedaron sin recuperar ese dinero.
En una sociedad de mujeres y hombres libres, cada uno ahorraría para su propia pensión y no tendría que cargar con ninguna otra generación. Pero los burócratas del Estado jamás lo permitirían, porque se quedarían sin el empleo en las instituciones que te obligan a pagar “por tu bien” (¿o el de quién realmente?).
Y es que para los intervencionistas, la libertad no funciona. Quisieran convencernos de que si no existiese el sector público, la gente no educaría a sus hijos. O no existirían servicios de salud. Y si hubiesen indigentes, no surgiría la solidaridad humana voluntaria. Porque en el hombre libre no se puede confiar. En el funcionario público, sí. Ese sí sería más caritativo con sus semejantes.
Los hechos evidencian lo contrario. La solidaridad surge voluntariamente entre la gente, a pesar de todas las cargas propias que tienen. Y la responsabilidad individual también existe. Tanto así que muchos pagan salud, educación y pensiones privadas, a pesar de que están obligados a pagar por lo mismo al Estado.
Así pues, aunque algún riesgo siempre existirá de que alguna gente quede desprotegida, no hay razón para pensar que una sociedad libre estaría repleta de envejecientes abandonados.
Ojalá que algún día se les dé ese voto de confianza a los ciudadanos. Y nos dejen usar nuestro dinero (que es nuestro) como mejor nos parezca.