En medio del debate sobre las reformas políticas que se lleva a cabo en el país, los partidos políticos de oposición se despacharon con la sorprendente propuesta de que se incorpore el voto obligatorio en la legislación electoral. Estas organizaciones entienden que la obligatoriedad del sufragio sería la mejor manera de evitar la dañina y muy frecuente práctica de compras de cédulas en los procesos electorales. Aunque la intención es buena, se está ante un remedio que podría resultar peor que la enfermedad.
Una reforma de esta naturaleza no puede realizarse mediante una ley adjetiva, como una nueva ley electoral o una ley de partidos políticos. Hacerlo de esta manera sería violatorio a la Constitución, la cual establece en su artículo 208 que el sufragio es un derecho y un deber de los ciudadanos y ciudadanas. La Carta Magna indica además que el voto es personal, libre, directo y secreto. Teniendo en cuenta esto, es impensable y peligroso, entrar de nuevo en un proceso de reforma constitucional con el único propósito de debatir un tema de esta naturaleza. Además, la obligatoriedad del voto sería una imposición autoritaria que es contraria a la libertad que debe tener la ciudadanía en el ejercicio de sus derechos políticos.
Otra característica que hace inviable el voto obligatorio, es que requiere del establecimiento de sanciones en caso de incumplimiento. Esto sería de difícil aplicación, por lo que supondría determinar las múltiples razones por las que miles de ciudadanos no acudieron a votar y proceder luego castigar a aquellos que no tengan justificación. Por otro lado, es un mito la creencia de que el voto obligatorio garantizaría una alta participación electoral y evitaría la compra de votos. Los hechos han demostrado que en los países donde está establecida esta obligatoriedad, no necesariamente se reduce la abstención electoral. Enfrentar el clientelismo y la compra de cédulas, requiere de otros tipos de medidas.
En vez de esa discusión estéril, los partidos políticos deberían concentrarse en temas de la reforma política que darían una mayor capacidad de decisión a los electores en los procesos electorales. Uno de ellos es el de reducir el arrastre en las elecciones, permitiendo que los ciudadanos puedan votar de manera separada por los senadores de su provincia y los diputados de su circunscripción, sin importar que sean de partidos diferentes. Si de verdad se está preocupado por el ejercicio del derecho al sufragio de los dominicanos, por su calidad y libertad, se debe dar más poder de elección a los ciudadanos y ciudadanas, esta es la mejor vía.