Mientras escribía mi artículo semanal para el Caribe, cuyo tema ha sido siempre objeto de atención prioritaria para inculcar valores que creo prioritarios no solo a mis hijos, sino a cuanto dominicano tengo en frente, incluyendo a aquellos rechazados por leyes violatorias de la dirección fundamental de nuestra Constitución.Escribía como título de mi escrito semanal casi el mismo del presente. Solo difieren en la primera palabra. La de este es “Sin”, la del otro es “Con”. Ambos se refieren a la conducta de las agencias de represión de la República Dominicana. Ambas creadas por invasor interventor de nuestra soberanía que decidió fundar nueva institución suya para perseguir y matar dominicanos que activamente se oponían a la ocupación de nuestro territorio. Instituyó así, aquí, su Constabulary, para perseguir a patriotas de nuestro país que luchaban contra la ocupación, cuyo principal propósito definido era defender al invasor.
Esa creación anti nacional devino en llamarse Policía Nacional Dominicana después que con ella y su nombre anterior, Guardia Nacional, se creó una entidad antinacional que se conoce como Ejército Nacional, cuya única acción conocida hasta ahora es el genocidio de 1937.
Escribir sobre este tema es muy costoso porque soy nieto del Teniente Patricio Badía Peña, graduado como oficial, subteniente, en la Academia Militar de Haina de los interventores, y de quien nunca logré explicación alguna sobre su separación del ejército, a pesar de su amistad con el dictador Trujillo y su admiración del imperio interventor, aunque en 1965 ya enfermo terminal, cuando fui al Centro Médico Guadalupe de la ciudad de Moca, propiedad de sus sobrinos, nombrado así en honor a su hermana, la madre de aquellos, me dijo, “Deseo reconocer que tú siempre has tenido razón llamando asesino a Trujillo”. Y le pedí me dijera por qué había salido de la milicia. Me respondió: porque me dieron una orden que yo no podía cumplir. Pero no la señaló, ni hizo insinuación de ningún tipo.
Lo que sí es señalable es la ejecución de actos más propios de las tiranías de la historia, cuando nuestros estamentos jurídicos prohíben el trato diferencial a la diversidad social ciudadana, así como la detención indiscriminada y sin evidencia de culpabilidad en la investigación de delitos. Pongo un ejemplo. Hace unos diez días, mientras investigaba temas de interés de pronto oigo tremendo barullo. Un oficial policial y varios agentes policiales accedieron a mi patio donde mis hijos hablaban con vecinos. El oficial vio a uno de mis hijos usando su celular y le ordena mostrarle el recibo de compra. En ese momento llegué a escena. Se me pregunta que quien soy. El dueño de la casa y padre de esos dos. Ese celular lo compré yo y se lo regalé a él, pero no tengo recibo. Entonces me explicó que se había reportado un celular robado con una imagen de la casa, y que quería verificar en el Jeep si ese era el celular. No lo era, así que devolvieron el celular a mi hijo.
Nosotros todos, cada vez que hemos recibido alguna oferta de ventas de un celular, lo primero que hacemos es verificar que no ha sido reportado robado. Eso es fácil de hacer y evita trastornos.