La Casa Blanca advierte que los robots y la Inteligencia Artificial borrarán profesiones de bajo perfil. En “Inteligencia Artificial, Automatización y Economía” propone aumentar subsidios, y repartir jornadas. Es una nueva era. El progreso es imparable porque la práctica totalidad de los trabajos manuales, o no, los harán las máquinas. Es el punto de inflexión para definir la forma de repartirnos las riquezas. ¿Qué ocurrirá con los seres que sólo tienen sus brazos para subsistir, acostumbrados a vivir en la ley de la oferta y la demanda capitalista? Dependerá de la actitud de los poderes económicos. No se podrá gobernar como antes; habrá que repartir o se romperá el saco. Los asaltos a los camiones de las cajas navideñas son una metáfora de lo que podría ocurrir.
Las migraciones masivas de hambrientos buscando trabajo serán cosas del pasado; porque no habrá trabajo remunerado como lo entendíamos hasta ahora. Tareas rutinarias que no implican labores creativas, serán las primeras en ser reemplazadas. Un maltusiano dice que “Nada será posible si no rebajamos el número de seres humanos, siete mil millones son demasiados”, otro “El que no se encuentre trabajo no significa que de repente tengas, como derecho, los frutos del trabajo. Es como que de repente la gente tenga derecho a ser famoso, sin haber hecho lo necesario para serlo.” Pero no es así, el mal reparto de la riqueza del planeta es el problema. Tendremos que pensar seriamente sobre estos temas, porque puede que no haya mañana.
Entramos en la era de la renta básica universal (RBU). Que todos reciban algo, por lo menos lo de subsistir como persona; las “botellas del gobierno” como derecho. La idea viene de lejos, Thomas Paine propuso en 1797 en “Justicia agraria” que se pagara una subvención de capital a cada individuo. Y en 1853, François Huet abogó por transferencias de efectivo sin condiciones para todos los adultos jóvenes, pagadas por los impuestos sobre sucesiones y donaciones. Finlandia es desde el 1 de enero, el primer país europeo en experimentar la idea. Dos mil personas, de edades 25-58 años, fueron seleccionados al azar para recibir 560 euros al mes durante dos años. La muestra se limita a las personas que buscan empleo y que ya están recibiendo subsidio de desempleo. El mundo en el que nacimos no tiene nada que ver con el de hoy, y mucho menos con el que viene. La historia de la humanidad en lo referente al incentivo al trabajo no es como queremos pensar; la norma ha sido la esclavitud en variadas formas y, ahora, no sabemos qué hacer porque hay más colmillos y más mandíbulas; prestos a matar por comer.