Pocos libros de “conversaciones” encuentro tan sugerentes como el titulado: “Reivindicación de la política, veinte años de relaciones internacionales”, entre el periodista y escritor, director adjunto de El País, Lluís Bassets y el internacionalista, ex secretario general de la OTAN, Javier Solana, quien también fuera Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común y secretario general del Consejo Europeo. El libro, dividido en 12 apartados y cuya primera edición fue en septiembre de 2010, repasa los “últimos veinte años” de la historia y la política mundial. Es decir, desde aproximadamente 1990, con la caída del Muro de Berlín como inicio, hasta el 2010, en que se publica el libro.
En el libro se procura reivindicar el diálogo y el consenso “como instrumentos de la acción política”, y la posibilidad de “tejer acuerdos, a veces entre partes profundamente enfrentadas”, teniendo presente que: “La política tiene un aspecto retórico y engañoso, que es el que suele producir rechazo entre los ciudadanos, pero tiene también otro aspecto de debate, reflexión y explicación, imprescindibles en la democracia deliberativa, que eleva a tarea noble y de legítimos acentos intelectuales” (P. 21).
Pero la política no puede verse como un negocio ni un espacio para la promoción social y económica de algunos, sino como una instancia para el servicio público, motivando la discusión y el debate con altura en procura del equilibrio entre partes.
En la actualidad “el populismo” de izquierda y de derecha corroe los cimientos de nuestros sistemas democráticos, y el descrédito de “la política” como actividad, impulsan movimientos “anti políticos” que pueden no ser la solución, sino quizás agravar los males. Al respecto dice Solana: “Yo creo en la política. No en la relación con los medios, pero sí en la comunicación con la ciudadanía. La política no es mera gestión, no es administración, es mucho más que eso. Es que la gente te entienda y que sepa adónde vas. –y concluye-, la política tiene que ser pedagogía y tiene que ser liderazgo” (p. 49). Pero también que la política debe ser acción, más allá de meras declaraciones y en política exterior aún más, afirman los autores.
La política es una ciencia y un arte. Estudios y estadísticas, encuestas y directrices, gestos e imágenes, distancia y cercanía. Agitación y mesura. Escuchar. Conversar. Para Duarte, el afligido, “La política no es una especulación; es la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”. Llevaba razón el patricio. Debemos “reivindicar la política”.
En la borrasca, luego de “la muerte de las ideologías”, en medio de la turbamulta y de la confusión y lucha de intereses, los autores apuestan por el diálogo constructivo.
Recomendamos la lectura de este libro-conversación.